Arranca la nueva temporada del Mundial, la serie más vieja y más popular de la historia. Otra que Dr. Who. Otra que Game of Thrones. Televisada en idioma original a cientos de países, pionera en la moda de tirar una temporada cada cuatro años, arranca la edición número 21 (todavía atrás de Los Simposns). Lástima que los antiguos de FIFA eligen pasar los capítulos de a uno. Yo no aguanto el suspenso: voy a esperar a que termine para verlos todos juntos.
Ya sé que voy a estar complicado frente a Rusia 2018. Debo emprender una lucha permanente contra el spoiler. Ya me pasó en la temporada pasada, que la gente hablaba de la lesión de Neymar, el 7-1 de Alemania… Incluso me spoilearon el sorprendente final del episodio 10, en el que Messi salvó a Argentina con un golazo contra Irán, cuando parecía que el equipo de Sabella iba camino al papelón.
Peor todavía: tengo que pasarme semanas escuchando conversaciones sobre lo que va dejando cada capítulo mundialista sin que yo pueda participar. Quedarse afuera nunca es bueno. Y cuando finalmente la miro, ya todos lo tienen como un recuerdo lejano que dejó sus cicatrices.
No se puede confiar en nadie: ni leer los diarios, ni prender la tele, ni escuchar la radio, ni hablar con amigos o familiares. Ni siquiera quedarse en el país, porque te gritan los goles cuando aparece la historia de Argentina. Con las otras líneas argumentales es más fácil. En la última temporada, por ejemplo, pude mantener en secreto mi momento favorito de la fase de grupo: el capítulo 15, cuando Argelia empató con Rusia, y se clasificó para octavos de final, y lo celebraron todos los argelinos a puro lágrima en la cancha. Encima después casi lo saca a Alemania y todos abrazaban al DT que lloraba… Emocionante.
Para colmo de males, no están disponibles las primeras temporadas (esas de las que todo el mundo habla pero nadie vio). Es un desastre porque yo me olvido de todos los personajes y me acuerdo sólo de algunas cositas, la línea argumental básica, digamos. ¿Y los detalles? Eso es lo que hace rica la serie. ¿Argentina contra Checoslovaquia en Suecia 58? No consigo más que un par de fragmentos de ese capítulo en Youtube. Lo mismo con la final del 30 (S01E13) o con el triunfo de EEUU contra Inglaterra en la temporada de 1950 (S04E04). Horas buscando torrents y subtítulos para tener la serie completa, pero no es nada fácil de conseguir.
Encima los guionistas son muy crueles con sus personajes. Crean ciertas selecciones simpáticas, entretenidas, con las que es muy encariñarse y muy difícil enojarse. Por caso, Holanda. Lo ponen a hacer un fútbol exquisito durante la temporada 10 (1974) para después perder la final contra los alemanes. Lo destacan por sus críticas a la dictadura argentina en la temporada siguiente, y después van y pierden otra final, para que festejen los dictadores. Para esta temporada que está por salir, dicen que directamente los dejaron fuera de la historia. Lo mismo, por caso, con Hungría en 1954 (S05). Un equipo maravilloso, uno de mis favoritos y que encima no aparece hace un montón. Un juego precioso, unos futbolistas talentosos. El candidato previsible y en el último episodio de esa temporada, van y te crean el mito germano.
Para mí los guionistas son alemanes. Ganan casi siempre y prácticamente nunca terminan humillados. Desde esa temporada ambientada en Suiza, desde ese season finale en Berna, el protagonismo de Alemania en los Mundiales es creciente. Y me tiene un poco harto. Calculo que como a todos, en especial en Argentina que nuestro personaje favorito lo viene sufriendo bastante en las últimas temporadas. Igual, Alemania debe tener fanáticos en todos lados. Esos son los típicos enfermos a los que les gustan personajes ganadores. Supongo que si la vida pudiera ser una serie, habría una historia donde todos quieren ser como un personaje lindo, ganador, líder, que se llame, no sé, Berlín.
El éxito de la franquicia hace que cuenten cada vez con más plata para la producción. A mí me gustan más las primeras temporadas, donde todo era más clase B. Ahora todo es más lindo, más colorido y más tecnológico. Pero, también, cada vez más parecido. Todas las temporadas tienen decorados similares. Los estadios son todos iguales, o se parecen mucho. Los extras están todos cortados por la misma tijera: les hacen pintarse la cara, saludar a la cámara…
Prefiero las temporadas viejas, las que pude ver, en las que algunas canchas eran ridículamente grandes, y estaban peligrosamente llenas, o eran insólitamente chicas, y también atestadas. Lo mismo con el césped, con la ropa, con las tribunas, con todo. El estándar le fue sacando cierto encanto amateur que tenía la serie cuando arrancó, antes de que fuera este éxito.
Igual, con lo popular que es, no puedo dejar de verla. La voy a ver por esos maravillosos giros narrativos del pasado, como el episodio final de la temporada Brasil 1950 (S04E08), el más inesperado de la historia. O por momentos sublimes, como esa temporada 1970 (S09) en la que Brasil hizo todo más bonito. Por momentos gloriosos, como el capítulo de Diego contra los ingleses (S13E20), el mejor episodio de todos los tiempos. Por situaciones insólitas como cuando un jeque se metió en la cancha con un cuchillo (S12E07). O dolorosas, como la aparición de esa enfermera maldita (S15E09).
Ya estoy preparado para clavarme tres o cuatro días de maratón, a partir de que emitan el último capítulo. Hay que aguantar un mes y monedas: traten de no spoilearme nada.