Se cumplen 100 años del nacimiento de un mito: Ángel Amadeo Labruna. Fue en Buenos Aires, el 28 de septiembre de 1918. Fue el máximo goleador de la historia de River con 542 goles, 317 oficiales en los torneos de Primera y 225 en Copas y amistosos. Entre esos goles, le marcó 16 a Boca. Ganó 16 títulos oficiales entre jugador y entrenador.  

Murió pocos días antes de cumplir 65 años, también en Buenos Aires, el 19 de septiembre de 1983.

Ofrecemos un recorrido con un puñado de frases que lo definen de manera integral.

“A Ramón Díaz lo voy llevando de a poco. Ese chico va a ser mi sucesor.”

“Boca es un equipo hecho para ganar, no para dar espectáculo. Por eso los jugadores que yo elijo nunca andarían bien en Boca.”

“Boca salió campeón de América dos veces con Lorenzo y River no. Cuando River jugó la final con Cruzeiro, los brasileños eran por lejos el mejor equipo de los últimos tiempos. Dimos la ventaja de no poder contar con cinco jugadores claves en el desempate en Chile. Y nos ganaron ahí nomás. Al año siguiente jugaron con Boca. Y Boca les ganó con un susto bárbaro, por penales.”

“¡Burrero!, me gritan a cada rato. ¿Está prohibido ir al hipódromo? ¿No es el deporte de los reyes? Me quieren ofender diciendo eso, y yo no me ofendo. Hace casi cuarenta años que voy a las carreras. Si me invitan al cine o al teatro, paso. Pero las carreras me encantan.”

“¿Cómo no lo voy a querer a Boca, si me dio de comer toda la vida?”

“Cuando dejé de jugar quise cambiar pero me parece que era para engañarme. Primero puse un hotel en Mar Del Plata y me fue mal, después un negocio de venta de autos usados y también, después una gomería en Libertador y Ugarte para pucherear, porque no daba para dos socios. Y lo último fue en el 65: cuando dirigía a Defensores de Belgrano, como parte de pago, me dieron un local y puse una pizzería, pero me di cuenta que no había nacido para eso. La verdad es que me dije zapatero a tus zapatos. Y me metí para siempre en el fútbol.”

“Cuando me fui de River llegué a creer que se terminaba el mundo. Si hasta me quise pegar un tiro. Anduve como loco una la noche. No podía dormir. Salí a dar vueltas y vueltas. No quería volver a casa. Después vino Talleres pero seguía pensando en River.”

“El día que estés obsesionado con ganarle a Boca, recién ahí vas a poder vestir con orgullo la camiseta de River.”

“El fútbol es el juego más difícil del mundo, porque se hace con la cabeza obedeciendo a los pies. Y miren la distancia que hay…”

“El jugador se fija mucho si el técnico le sabe pegar a la pelota.”

“El objetivo principal de todo entrenador es lograr formar una gran familia.”

“En Talleres fracasé. Cuando me hago cargo de cualquier club, quiero ser ganador. Y en Córdoba no lo conseguí.”

“Estaba dirigiendo a cualquier equipo y apenas entraba al vestuario preguntaba cómo había salido River.”

“Está visto que River no realiza jugadas de laboratorio. Primero, porque a mí me gusta el fútbol. Segundo, porque yo no puedo mecanizar a un creador. No les puedo sacar esa sal que tienen”.

“Fueron casi veintiuna temporadas con la camiseta número 10 de River. Los que llevan la cuenta dicen que en total hice 317 goles en total; pero son más si contamos los partidos amistosos, las copas y los partidos que jugué con la Selección.”

“Jamás viví como una frustración el hecho de no dirigir a la Selección. Creo que ya les di muchas satisfacciones como jugador. No es algo que me quite el sueño.”

“La alegría más grande que hay es ganarle a Boca y gritar los goles en la Bombonera.”

“Las cábalas son algo personal, no hay que decirlas porque pierden el efecto.”

“La gente siempre agrandó todo. Uno dice a una cosa que sí y después lo hace una montaña. Conmigo pasó lo mismo. Todo el mundo creyó que gané millones a manos llenas, que amasé una fortuna con el fútbol. ¡La plata que debe tener Labruna!, decían. Lo oía por todas partes, hasta me lo gritaban. Pero no fue así, solo jugué cuatro temporadas cobrando grande, del 55 al 59, y en el resto únicamente me alcanzaba para vivir”.

“La suerte no existe. La suerte es sacarse tres veces la lotería. No me vengan con la suerte.”

“Lo más importante son las condiciones técnicas, el talento, la picardía, todo eso que lo hace llamar un jugador de fútbol. Pero si además de todo eso tiene garra, entonces se aproxima al ideal. Esa palabra es la que más me gusta aplicar al fútbol: garra. ¡Fíjese si Ermindo Onega hubiera tenido un poco más de garra…! Un fenómeno, un fuera de serie. Quiero jugadores que nunca se resignen a perder. Si usted consigue un equipo con once tipos así, empiece a pensar en campeonatos.”

“Maradona no es el mejor jugador argentino, de ninguna manera. Hay muchos otros como Fillol, Alonso o Barbas que se encuentran en un gran nivel. De todos modos, no existen dudas de que Maradona es muy bueno.”

“Me afectaba mucho cuando me gritaban burrero como si fuera un delito. En realidad fui durante cuarenta años al hipódromo y nunca dejó de divertirme. No es, como dicen, que me jugué la vida y que los caballos me dejaron en la ruina.”

“Me tuve que ir adecuando en el tema de la preparación física, pero en lo demás siempre hice lo mismo: dos veces por semana fútbol formal, las otras veces picadito. Los jugadores fuera de sus puestos para que cada uno cambiara sus perfiles, para que movieran las piernas.”

“Muchos dicen que no soy un buen director técnico, que digan lo que quieran. De todos modos algo es cierto: soy un fenómeno eligiendo. Puede haber muchos técnicos como yo, pero ninguno sabe elegir mejor que yo.”

“No es cierto que entre los integrantes de La Máquina nos lleváramos mal. Había muy buena convivencia. Lo que pasaba era que los tiempos eran distintos, había más libertad, menos compromiso. Teníamos a Moreno, que le gustaba salir, y estaba yo, que salí una noche y no salí más; me descompuse y al otro día no pude ni ir a entrenar. Anduvimos por todo Buenos Aires porque le habíamos ganado a Boca. Fuimos por todos los piringundines de la calle Corrientes.”

“No me gustan las jugadas preparadas. Yo prefiero trabajar fútbol y no recursos accesorios.”

“Nunca crucé una raya, lateral, córner, área o media cancha con el pie izquierdo, siempre pisando con el derecho.”

“Para la plata siempre fui medio estúpido, estuve toda la vida en River cuando pude haber agarrado la valija para Colombia en el 50 o para Italia en el 54, cuando me pusieron dos millones de pesos en la puerta de mi casa y no me decidí. Económicamente fui un fracasado. La diferencia la hice recién cuando fui técnico”.

“Para mí la Selección Nacional es River.”

“Pedernera era más estratega, más técnico que Di Stéfano. Alfredo era más punzante. Para mí, el maestro siempre fue Adolfo.”

“¿Preparar jugadas de tiros libres? ¡Claro que las practicamos! Pero, yo me pregunto, ¿tanto beneficio le puede tributar la ventaja de un tiro libre en el caso que consiga el gol? Uno cada tanto, ¿o no es así? Por eso prefiero trabajar al fútbol como fundamento.”

“Renato Cesarini fue el mejor de todos, sin ninguna duda. Yo lo conocí cuando él tenía 37 ó 38 años. Se las sabía todas en todos los sentidos. Convencía, que es una de las grandes condiciones que tiene que tener un técnico. Renato era un fenómeno porque lo que pedía siempre lo demostraba después”.

“Renato Cesarini fue el formador de La Máquina. Convenció a Moreno de que tenía más campo para recorrer y lo puso de 8; le dijo a Pedernera que contra la raya estaba asfixiado y lo corrió de 9; me ascendió a mí. Lo llevó al Loco Loustau de marcador de punta a wing izquierdo y a Muñoz, que jugaba de 8, lo puso de wing derecho”.

“River es mi vida.”

“River es noticia siempre, no porque seamos la mitad más uno sino porque somos el país menos algunos.”

“River es un monstruo que cobija estrellas”.

“Siempre fui cabalista, debo asociarlo con los juegos de azar y las carreras. Creo en pequeñas ceremonias que traen suerte. A veces he sido un exagerado, pero es más fuerte que yo.”

“Si dirigiera a Boca me iría al descenso. Con esa clase de jugadores, no puedo jugar al ataque como lo hago en River. Yo prefiero ganar los partidos 5-4 y a ellos les alcanza con ganar 1-0.”

“Yo de River no me fui, más bien me dijeron que me tenía que ir, que es muy distinto. Y las explicaciones que me dieron fueron siempre confusas. Hasta me ofrecieron un puesto de manager o algo por el estilo que no acepté. Además, salió lo de Talleres y entonces me fui. Todavía hoy no sé si me echaron los dirigentes o me sacaron por orden de otra persona.”

“Yo no puedo negar que soy un típico calentón, cascarrabias, pero no tengo el carácter tan podrido como dicen algunos.”

“Yo sé que voy a morir en River.”

“Yo siempre me basé en los cuatro técnicos que tuve como jugador: Cesarini, Stábile, Peucelle y Minella. Nunca les pedí a los clubes que gastaran más de lo que podían. Aprendí de ellos cuatro y de los grandes jugadores que me tocaron como compañeros, verdaderos monstruos.”