Torneos, Full Play y Traffic crearon un paraíso ficticio en el maravilloso país del fútbol. Una utopía sostenida con sobornos, engaños y por las tres patas fundamentales que el espectáculo necesita: publicidad, televisación y marketing. Pero como el para siempre alguna vez se termina, la suave nube que los envolvía se desgarró dando a conocer los millones de dólares que la hacían confortable. La calma que precede al huracán se desató y el destino de los cuatro señores que fundaron ese lugar de fantasía, llamado Datisa, quedó en manos de la Justicia.

El escándalo de la FIFA dejó múltiples ramas en la investigación realizada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ), pero su columna vertebral tiene como protagonistas a tres argentinos, Alejandro Burzaco y Hugo y Mariano Jinkis propietarios de Torneos y Full Play, y al “Dueño del fútbol” y comandante de Traffic, el brasileño José Hawilla.

Estos cuatro actores llegaron a crear la asociación soñada por cualquier empresario: Datisa. Soñada especialmente porque incluía las tres patas vitales para la producción de cualquier espectáculo deportivo: comercialización, publicidad y televisación. Era perfecta. Pero aun así, el problema fue el modus operandi de estos cuatro hombres cuando la crearon. Y básicamente que se creyeron, por un momento, que habían tomado posesión del deporte más visto del mundo y que eran impunes.

El más experimentado era sin duda José Hawilla. Se inició como periodista en las cadenas Globo y Band, pero el sueldo era insignificante para su avaricia. Al poco tiempo, y ya con un nombre reconocido, dejó las cámaras para cumplir otraj hawilla función dentro del ámbito. En 1980 adquirió una pequeña compañía dedicada a la publicidad en las paradas de ómnibus y con rapidez expandió sus propagandas a los estadios de futbol. La máquina ya estaba encendida.

Innovó al publicitar dentro de los estadios y no tardó en acercarse a la Confederación Brasileña de Futbol (CBF), la que abrió sus puertas de par en par. Las tres Américas entraron a la disputa en el negocio de la pelota y negociaron con Hawilla la venta de los derechos de las transmisiones de torneos internacionales. La rueda comenzó a crecer en tamaño y jerarquía, y la CBF, de la mano de los nuevos sistemas de transmisiones propuestos por el “Dueño del fútbol”, logró profesionalizar su departamento de fútbol y amplió sus ingresos con patrocinios privados como la firma con Nike, lo que ya le había acarreado una investigación sin resultados en los 90.

Hawilla subió hasta ser el consejero de Ricardo Texeira, presidente de la CBF durante 23 años, pero no fue el único fundador de Datisa que nació de abajo y llegó a manejar la pelota. Si se miraba al fútbol por TV en América Latina, quien llevaba la cinta de capitán era Burzaco, ex CEO de Torneos y Competencias SA, empresa fundada en 1982 por Carlos Ávila y Luis Nofal, y que en un principio pujó con Recova Producciones por adueñarse del contrato para las transmisiones televisivas que se negociaba directamente con Don Julio. Eran época en donde la palabra “licitación” estaba excluida del diccionario.

grondona-blatterEl avance de las comunicaciones, la televisión satelital y los eventos deportivos masivos formaron parte de la estrategia que le permitió a Torneos avanzar notablemente. Su programa emblema, Fútbol de Primera, tuvo un crecimiento de tal magnitud que fundió una estrecha relación con la AFA, la que impidió a la competencia ingresar a los estadios y transmitir imágenes de la fecha hasta que una vez finalizada la emisión del programa emblema.

Con el fútbol bajo su ala, distintas empresas se fueron sumando al monopolio, como fue el caso del Grupo Clarín, con el que crearon Tele Red Imagen SA (TRISA), con el objetivo de comercializar eventos deportivos. De esa unión nació la señal de cable TyC Sports, el primer canal dedicado 24 horas al deporte.

Luego, en 1996, se firmó un contrato entre la AFA, TSC y el Grupo Clarín, para establecer un nuevo sistema de televisación. El pague para ver importado de Estados Unidos (pay per view) arribó a la Argentina y allí terminaron de apoderarse del fútbol. Todos los partidos se pasaban por TyC Sports o TyC Max y la gente debía pagar el oxidado codificador para ver a su equipo.

El viento se puso a favor del monopolio y en 2001 la cadena PSN, propietaria de los derechos de la Copa Libertadores y Sudamericana, se fundió y dejó los derechos para Torneos que, si el fútbol local lo amaba, con las competencias internacionales lo convirtieron en el amo y señor del negocio.

Burzaco Boca v River OrionSin techo a la vista, sumaron cuatro accionistas millonarios: DIRECTV Latin América (el 40%), Luis Nofal (poseía el 20% que ahora es parte de sus herederos), el fondo de Suiza DLJ Offshore Partners (el 20%) y el Alejandro Burzaco (el otro 20%).

Además, producía todos los contenidos de Fox Sports, los canales deportivos de DIRECTV y era el dueño de la mitad de TyC Sports repartido 50 y 50 con el Grupo Clarín.

En la última pata de la mesa estaba Hugo Jinkis, quien cansado de ser gerente de Deportes de América TV, en 1998, decidió inaugurar Full Play, una empresa para incursionar en las transferencias de futbolistas y el marketing deportivo. Argentina era inaccesible por la hegemonía de Torneos y era imposible negociar con Hawilla. Sin muchos caminos por recorrer llevó su negocio al resto de Latinoamérica.

Ya dentro del ambiente, encontraron el dulce néctar que desprendía la televisación de eventos futbolísticos y plantaron bandera en los derechos de las Eliminatorias Sudamericanas. A su vez vieron el fruto que dejaban los amistosos de distintas selecciones de América del Sur como Venezuela, Bolivia, Colombia o Ecuador. Este último es el más conectado ya que, durante la primera participación de Mariano, hijo de Hugo, se firmó la concesión con la Federación Ecuatoriana por los derechos de su liga en 2004 cosa que el primogénito Jinkis celebró con creces: “Nos sentimos partícipes de la clasificación de Ecuador al Mundial 2006. La mercadotecnia deportiva es consecuencia de presupuestos publicitarios de las empresas, no de los deportivos”. El marketing se convirtió en su carta de presentación y se apropiaron de la actividad en Latinoamérica.

1432735715_leozCada uno recorrió el camino utilizando sus recursos, pero todos los senderos conducían a Roma por lo que más temprano que tarde se cruzaron. Corría el año 1987 y Hawilla conoció a Nicolás Leoz y el presidente de la Conmebol lo convenció de venderle los derechos de la Copa América que se disputaría en Argentina. El empresario brasilero aceptó sin dudar. Aquella emisión fue todo un éxito para el “Dueño del fútbol” y renovó el acuerdo por las ediciones de 1989, 1991 y 1993. Los billetes caían como el agua en una tormenta de verano, por lo que Leoz se sintió desventaja y, en vez de aumentar el monto de los derechos, le exigió una prima extra para él. Las coimas se sumaban a la fiesta y otra vez las previsibles licitaciones para este tipo de operaciones, quedaba fuera de circulación en un negocio de casi dos décadas.

El dinero recaudado excedía largamente los parámetros previstos y para la Copa América de 2011, de Argentina, “varios dirigentes presionaron a Leoz para que rompiera el contrato con Hawilla y firmara con Full Play y Torneos por cuatro ediciones consecutivas”, narró el periodista Matías Canillan, quien accedió al informe del DOJ. Con el signo dólar en sus pupilas, “Leoz accedió y rescindió unilateralmente el contrato vigente, sin indemnización alguna” afirmó Canillan. Hawilla se sintió estafado y fue a Florida, sede de Traffic, a denunciar a la Conmebol. Finalmente, para evitar conflictos y dejar huellas en los Estados Unidos, Full Play, Torneos y Traffic decidieron unificar fuerzas y así, el 21 de mayo de 2013, nació Datisa, el nuevo hijo que engordaría, aún más, sus bolsillos.

En la primera reunión, “Hugo y Mariano Jinkis junto Burzaco le dijeron a Hawilla que compartirían el contrato a cambio de 10 millones de dólares para coimas. Ellos, afirmaron, pondrían la otra mitad” narra el conductor de Por Deporte. Esos 20 millones de dólares fueron destinados al Comité Ejecutivo de la Conmebol para que, cuatro días después de la fundación de Datisa, la nueva empresa obtuviera, nuevamente sin licitación, los derechos de las siguientes cuatro Copas Américas: 2015, 2016, 2019, 2023.

Cerrado el acuerdo, comenzó el reparto de caramelos: 3 millones para Figueredo (reemplazante de Leoz), 3 para Grondona, 3 para José María Marín y siete de las ocho asociaciones restantes cobran 1 millón y medio. Una federación rechazó la oferta. La suma arrojó un total de 19 millones 500 mil dólares. Los 500 mil dólares faltantes no poseían nombre propio aunque las sospechas recaerían en el mediador entre las empresas, un tal Kleber Leite.

La extrema confianza que se tenía tras décadas de negociaciones ilícitas culminó cuando se abrió la investigación de la Justicia norteamericana por movimientos ilegales de dinero negro.

José Hawilla fue uno de los primeros en declararse culpable y afrontó una multa que rondó los 151 millones de dólares. A los Jinkis se les concedió la excarcelación en Buenos Aires con la condición de no alejarse más de 60 kilómetros del juzgado. Y Alejandro Burzaco, apresado en Italia y extraditado a Estados Unidos, consiguió una fianza de 20 millones de dólares con la obligación de utilizar una tobillera electrónica.

Los movimientos de plata irregulares entre los dirigentes de Conmebol y los dueños de Datisa terminaron convirtiéndose en la frutilla del postre para que el Departamento de Justicia recabara pruebas determinantes para profundizar su investigación contra la FIFA. Quizás todo sea sólo una parte de los negocios negros de la FIFA, pero es el punto de partida para pensar un horizonte mejor.

Será muy difícil remendar más de medio siglo de corrupción que manchó a la pelota. Por eso es necesario hacer la pregunta que todavía no posee respuesta ¿habrá espacio para la honestidad y una limpieza de décadas de corrupción?

La justicia dictará la sentencia. ¿Dictará la sentencia?