Pese a no haber llegado a jugar profesionalmente, el arquero Américo Tesorieri es una de las figuras más legendarias de Boca Juniors y del fútbol argentino. En su trayectoria abundan esas curiosidades tan características de la época romántica de nuestro amateurismo.
Famoso por la increíble tricota de lana gruesa y cuello alto con la que jugaba, a la hora de nombrarlo, durante mucho tiempo, los hinchas no tenían del todo claro cuál era su verdadero apellido. Su documento consiga que Américo Miguel Tesoriero, hijo de Domingo Tesoriero y Ángela Ravenna, nació en Barracas el 18 de marzo de 1899. A poco de ganar popularidad, la tribuna empezó a llamarlo Tesoriere y los diarios se sumaron al error. Más tarde la fonética sufrió una nueva mutación, y el arquero fue, esta vez para siempre, Tesorieri.
Debutó en Boca Juniors en 1916. En 1921 pasó a Sportivo del Norte -actual Colegiales de Munro- pero volvió a La Ribera al año siguiente y allí se quedó hasta 1927. Finalizó su carrera en Sportivo Barracas. Ganó 5 títulos con Boca y participó de la gloriosa gira de 1925. Fue el primer futbolista en ocupar en forma individual la portada de la revista El Gráfico, en julio de 1922.
Merico, tal como lo apodaban, no tenía la contextura ideal para destacarse en su puesto: medía apenas 1,71 metros y pesaba 63 kilos; pero su buena colocación, su intuición y sus atajadas heroicas, lo llevaron a consumar una de las más grandes hazaña en la historia de la Copa América: mantuvo su valla invicta durante dos ediciones, las de 1921 en Buenos Aires y 1924 en Montevideo. En aquella época el certamen se denominaba Campeonato Sudamericano y se jugaba anualmente.
En 1921 en Buenos Aires, en la que fue la quinta edición del torneo, participaron cuatro selecciones y se jugó todos contra todos. Argentina derrotó 1 a 0 a Brasil, 3 a 0 a Paraguay, 1 a 0 a Uruguay y se consagró campeón por primera vez. Todos los partidos se disputaron en el estadio del club Sportivo Barracas.
En 1924 la organización del torneo estuvo a cargo de la Asociación Paraguaya, pero por falta de infraestructura, todos los partidos se jugaron en el estadio del Gran Parque Central de Montevideo. Argentina empató sin goles frente a Paraguay, derrotó 2 a 0 a Chile y -en el que fue el momento culminante de la actuación de Tesorieri- empató 0 a 0 con Uruguay, en un partido en el que los recientes Campeones Olímpicos de París, a pesar de mostrarse superiores y merecer el triunfo, no pudieron impedir la hazaña inigualable del arquero argentino, que al finalizar el encuentro fue llevado en andas por los propios orientales.
Aquella jornada de gloria fue recordada por un testigo presencial y consignada en la Historia del Fútbol Argentino de la Editorial Eiffel (1958):
“Tiene en su haber Américo Tesorieri la hazaña no igualada y que, acaso, no se iguale jamás: la de haber mantenido su valla invicta en dos campeonatos sudamericanos: en 1921 en Buenos Aires y en 1924 en Montevideo. Solamente con eso es para pasar a la historia, pero quienes tuvimos oportunidad de asistir al match final con los uruguayos de ese certamen de 1924, estamos convencidos en que nunca habíamos asistido a una actuación de arquero semejante y nunca más volvimos a ser espectadores de otra similar. Porque Américo Tesorieri, en un match en que el equipo argentino fue dominado netamente, se batió como un león frente a toda clase de disparos. Pálido, desencajado, con aquella su tricota gris, uno no sabe, a los años, si estuvo en presencia de un diablo o de un dios, y se inclina por esto último.”
Fuentes: Libro del Fútbol, Tomo III – Editorial Abril (1975) e Historia del Fútbol Argentino, Tomo I – Editorial Eiffel (1958)