Como en una precuela de que lo sería a lo largo de toda su historia, la característica desorganización del fútbol argentino lucía ya, en 1924, esplendorosa. En aquél momento los 46 equipos de Primera División –no es un error, 46 equipos–  estaban agrupados en dos asociaciones y participaban en sendos multitudinarios torneos a una ronda, sin revanchas: 22 cuadros en la Asociación Argentina -entre ellos Boca y Huracán- y 24 en la Asociación Amateurs, en la que jugaban River, San Lorenzo, Independiente y Racing. En este campeonato jugaba también, con poco éxito, el viejo Quilmes Athletic Club, de quien nos vamos a ocupar en este artículo.

En la página de Facebook QUILMES ATLÉTICO CLUB FOTOS RETRO descubrimos, gracias a un interesante postéo del amigo Gustavo Bellisario, que el equipo del sur, a pesar de las magras performances deportivas  que lo dejaron al borde del descenso, aparecía con frecuencia en los diarios de la época. En la sección “Policiales”.

En la sexta fecha, jugada el 11 de mayo Quilmes cayó como visitante por 1 a 0 frente a Barracas Central. En el diario Última Hora del día siguiente, Bellisarió encontró el siguiente artículo:

LUIS MANNA, JUGADOR DE QUILMES, TRAS EL PARTIDO HIERE DE UN TIRO A ACHAR DE BARRACAS CENTRAL.

“Un jugador, después de realizado el match, esperó a la salida del field a uno de los elementos del team contrario, y sin que mediara palabra alguna le descerrajó un tiro de revólver, hiriéndolo en una pierna. Se trataba de un caso sin precedentes en la historia del football argentino, con el agravante de que el autor había cometido el delito en forma alevosa, desde que esperó a su víctima resguardado detrás de un coche.
Se pensó que aunque la policía había puesto en libertad al heridor, en razón de una disposición del Código Penal el club que lo contaba en sus filas o la Asociación Amateurs de Football, alguien, en fin, hubiese impedido que ese jugador entrara nuevamente a un field vistiendo una camiseta a la que ha deshonrado. Pero, los que pensaron de esa manera están equivocados. El jugador Manna fue calurosamente felicitado por los dirigentes y por los parciales de esa institución cuando, terminado el partido, abandonó la cancha de juego. Por otra parte, Manna es un jugador que tiene unos antecedentes como para hacer palidecer a un negro. En diversas oportunidades los diarios han tenido oportunidad de comentar acciones suyas poco deportivas.”

Unos meses después, el 17 de septiembre, en oportunidad de disputarse la fecha 21, Quilmes visita en la isla Maciel a Sportivo Buenos Aires, empatan 1 a 1 pero la crónica del otro día de Última Hora da cuenta de lo siguiente:

JUGADOR ANGEL GRANUZZO, INCIDENTE EN SPORTIVO BUENOS AIRES-QUILMES.

“Una incidencia grave determinó la suspensión del partido que jugaban en la isla Maciel los equipos de primera división del club local y el de Quilmes.
A los 25 minutos del segundo tiempo, el jugador Péndola del team local tuvo un incidente con Granuzzo del cuadro de Quilmes. De la discusión pasaron a golpes de puño. En un momento en que Péndola había caído al suelo Granuzzo lo golpeó con los pies en la cara determinándole algunas lesiones que le fueron curadas en la casilla. Inmediatamente otros compañeros del herido la emprendieron a golpes con Granuzzo dejándolo sin conocimiento.
Más tarde, la policía detuvo al jugador de Quilmes, culpándolo de haber provocado la agresión.”

No llegan a nuestro conocimiento los motivos de la recurrente  iracundia que invadía a los jugadores cerveceros en aquellos días. Seguramente algo tendría que ver que en la cancha, las cosas no salían como esperaban: Jugadas 23 fechas (San Lorenzo fue el campeón con 39 puntos) Quilmes tuvo que jugar un triangular con Argentino del Sud y F.C. Oeste para dirimir el segundo descenso de la categoría. Estudiantes de Caseros había ocupado el último lugar con 10 puntos y ya estaba condenado. Una vez disputado el triangular –todos contra todos, partido y revancha– en el que Quilmes A. C. ocupó el último puesto, el Consejo de la Asociación Amateurs decidió suspender los descensos para 1925.