Hoy es un día muy importante para Dieter Hecking. “Cada uno tuvo su camino para llegar a donde está ahora. Algunos jugaron en el más alto nivel y saltaron a ser entrenadores. Otros tuvieron experiencia como técnicos asistentes. Yo arranqué desde clubes pequeños. Tuve tiempo para probar si entrenar era lo correcto para mí. Por ahora ha sido una carrera bastante exitosa. Ciertamente, hasta yo tengo la ilusión de dirigir a un equipo grande”, admitió antes de ser DT del Wolfsburgo. Si esta tarde su equipo elimina al Real Madrid y se mete en semis de Champions será lógico verlo la próxima temporada al frente de algún coloso europeo.

hecking1En la pequeña localidad de Soest, en el oeste alemán, nadie que haya conocido a Hecking a comienzos de los 80, uniformado como un jovencísimo sargento de la policía local, debe haber imaginado que llegaría al Santiago Bernabéu como entrenador. Esos tres años en la fuerza, reconoce Dieter, le dejaron cierta obsesión por la disciplina y la responsabilidad. El porte de autoridad, ese gesto serio entre sus cejas oblicuas y no mucho más. “Su efecto en mi enfoque como técnico es mínimo. Aprendí a vivir de acuerdo a las reglas pero eso lo único que retuve de esa época”, aclara.

Hecking abandonó la Policía en 1983, cuando firmó su primer contrato profesional con Borussia Mönchengladbach. Parecía que tendría un futuro brillante en el fútbol. Era un mediocampista ofensivo con cierto talento y mucho gol. En la sub18 alemana jugó once partidos y marcó ocho veces. Sin embargo, en la Bundesliga apenas disputó seis juegos. Dejó el Gladbach en 1985 y comenzó un largo peregrinaje por el Ascenso.

hecking miraEn sus años como futbolista completó su formación con estudios en gestión deportiva y en formación comercial. “Lo hice durante la enorme cantidad de tiempo libre que tenía. Era importante para mí ocupar mi cabeza con otras cosas que no fueran solo fútbol”, recuerda. Ahora como entrenador, considera muy beneficioso haber experimentado con facetas tan diversas. Y cree que los futbolistas de hoy deberían instruirse como él lo hizo. “Los jugadores de los clubes grandes o selección tiene poco tiempo, pero un jugador profesional puede, tres o cuatro veces por semana, ocupar su mente con otras cosas y ampliar sus horizontes”.

Durante 15 años, entre 1985 y 2000, Hecking pasó por seis equipos en tres categorías del fútbol alemán. Jugó arriba de 300 partidos y convirtió más de 120 goles. Quizás lo más notorio es que en sus últimos años pasó, de forma consecutiva, por Hannover y Eintracht Braunschweig, dos acérrimos rivales de Baja Sajonia. Pese a eso, su carrera de futbolista se extinguió sin pena ni gloria. “Fui un jugador del montón”, le contó al semanario Die Zeit cuando firmó contrato con Wolfsburgo.

El verdadero éxito en el fútbol alemán lo consiguió como entrenador. Su secreto, confiesa Hecking según la agencia EFE, se basa en su experiencia y su capacidad para transmitir confianza a los jugadores y al entorno. Su primer club fue el SC Verl, en la Liga Regional Norte. A los seis meses se fue al Vfb Lübeck. Con ese equipo subió a Segunda y peleó una Copa alemana. En 2004, cuando volvieron a bajar a Tercera, renunció y pasó al Alemannia Aachen FC, que estaba en la B.

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En 2006, contra todo pronóstico, lograron el ascenso a la Bundesliga. A los tres partidos en Primera, después de un triunfo contra Hannover, dejó el cargo y se fue como DT al equipo donde había jugado. En Hannover dirigió durante tres años, siempre amenazó con clasificar a las copas europeas pero nunca lo consiguió. Se fue a Nurenberg en 2009, para salvarlo del descenso. Lo logró con sufrimiento, en la promoción, y al año siguiente, en 2011, hicieron la mejor campaña de su historia, terminaron 6tos. En 2012, dejó el equipo tras una mediocre temporada.

Ahí llegó a Wolfsburgo, una club fundado hace 70 años por la automotriz Volkswagen para sus obreros, cuyo tercer máximo goleador histórico es Diego Klimowicz y que ganó la Bundesliga en 2009. Fue una experiencia de crecimiento en la que Dieter intentó no perder su esencia: “No cambiaré mi forma de ser, seguiré comiendo mis salchichas y bebiendo mis cervezas pero se disfruta más dirigiendo en la parte alta de la tabla”. El sargento Hecking agarró al equipo cerca del descenso y lo salvó sin problemas en su primera año. En su segunda campaña metió a los lobos en la Europa League.

heckingLa temporada pasada, su tercera en el club, ganaron la Copa alemana, ante Borussia Dortmund, y fueron subcampeones de la Bundesliga, detrás del Bayern Múnich de Guardiola, al que derrotaron en la Supercopa local. Esta redacción se rindió maravillada ante su fútbol. Este año, la competencia europea y las salidas del equipo de varias figuras (De Bruyne al City, Perisic al Inter, Hunt al Hamburgo), mermaron el rendimiento. A seis fechas para el final de la Liga, marchan octavos a seis puntos de clasificarse a alguna copa. Pero los resultados en Champions, sobre todo la explosiva victoria 2-0 ante un Real Madrid que venía de batir a Barcelona, dejan todo aquello en un lejano segundo plano.

Lo que importa, como siempre, es hoy. Esta tarde, Dieter y los suyos pisarán el césped de la Casa Blanca con la gran oportunidad de sacar de la Champions a un gigante. “Sabemos lo que nos espera en Madrid”, dijo el DT alemán tras la victoria en la ida. Si mete a Wolfsburgo en semis de la Champions, algo inédito para el club, nosotros también sabemos lo que le espera a Hecking. Una nueva renuncia en junio y un jugoso contrato en alguna potencia europea. En todo caso, se lo habrá ganado.