Julian Nagelsmann nació en Landsberg am Lech, un pequeño pueblo en el sur de Alemania, un mes después de que Cecilia Cuccitini diera a luz, en Rosario, a Lionel Messi. Los dos son categoría ‘87, tienen edad para ser compañeros de equipo, pero si alguna se vez se cruzan en la industria del fútbol será como DT y futbolista. Si Julian decide agarrar Barcelona o contratar a Lionel, o si Messi se va a un equipo dirigido por Nagelsmann.
Con menos de 30 años, Nagelsmann se transformó en noticia a fines de 2015 cuando Hoffenheim, el exequipo más nefasto de la Bundesliga, propiedad de la empresa SAP, decidió darle su primer trabajo como entrenador de un plantel profesional. Se convirtió así en el técnico más joven de Alemania y de todas las grandes ligas de Europa.
En la Navidad de 2007, Nagelsmann ni soñaba con todo eso. Por entonces, su ilusión era que las lesiones de rodilla que arrastraba desde que comenzó a jugar como defensor en las inferiores de Múnich 1860 lo dejaran en paz. Acababa de sumarse al equipo juvenil de Augsburg y soñaba, como muchos, con jugar en Primera.
Pero una lesión de cartílago, igual que le sucedió Thomas Tuchel, su DT en Augsburg II, terminó con su carrera antes del verano europeo de 2008. “Al principio, no quería saber nada más con el fútbol”, recuerda. “Fue muy triste para mí que tuviera que terminar mi carrera tan joven”, le contó a la página de la Bundesliga.
Nagelsmann se alejó del fútbol y se dedicó a los estudios. Hizo cuatro semestres de Administración de empresas hasta que admitió que lo suyo eran las Ciencias Deportivos y se tituló como licenciado, igual que Jürgen Klopp, exDT del Dortmund. Fue por entonces cuando recibió un llamado del nuevo DT del Dortmund.
Tuchel le ofreció sumarse a su cuerpo técnico y le dio como tarea analizar a los próximos rivales. “Así fue como empecé como técnico. Aprendí mucho de él”, recuerda Nagelsmann. Tuchel también lo recuerda, por su capacidad y por su personalidad, “siempre fue muy curioso y no muy fácil de manejar”.
Poco después, Nagelsmann comenzó a hacerse un nombre como entrenador de juveniles. Primero en Múnich 1860 y luego en Hoffenheim. En el equipo de SAP manejó las categorías Sub16 y la Sub19, con la que fue campeón nacional en 2014, en su primera temporada, y subcampeón en 2015.
Bayern Múnich tomó nota de sus logros y lo convocó para dirigir la Sub23. El presidente Rummenigge y el director deportivo Matthias Sammer lo recibieron personalmente. También Guardiola, entonces DT de Bayern, pasó a saludar. Pero, finalmente, Nagelsmann eligió seguir en Hoffenheim. Quizás su pasado en el otro club de Múnich inclinó la balanza.
La experiencia de la juventud
En octubre de 2015 la directiva de Hoffenheim anunció que Nagelsmann sería el DT del equipo por tres años, a partir de la temporada 2016-2017. Así de organizados son los alemanes. Pero Huub Stevens, el técnico de entonces, renunció por problemas cardíacos y precipitó su asunción. Consiguieron un permiso especial y Julian tomó el mando incluso antes de tener el título de entrenador profesional.
El equipo estaba complicado con el descenso, a siete puntos de la salvación. El primer desafío para Julian era mantener la categoría. Si bien era su debut como entrenador, la situación no era del todo novedosa. En diciembre de 2012, cuando tenía 25 años y era DT del Sub16, fue técnico asistente de Frank Kramer. “Cuando me llamó me tuve que reír. No pensé que hablaba en serio. Fue una experiencia muy positiva. Nunca había estado en una crisis deportiva”, recuerda. Las dos veces, aquella vez con un triunfo en la última fecha ante Dortmund y la temporada pasada por un punto sobre Eintracht Frankfurt, Hoffenheim se mantuvo en Primera.
Fue en esa temporada como técnico asistente del equipo profesional que el veterano arquero Tim Wiese, ahora estrella de la lucha libre, lo bautizó “Mini-Mourinho”, por la obsesión con que trabaja. Cuando el año pasado anunciaron que sería el DT principal de Hoffenheim, con apenas 28 años, la mayoría pensó que hubiera sido mejor llamar al verdadero Mou, o a uno de sus ayudantes.
Incluso para un club como Hoffenheim, en un pequeño pueblo de algo más de tres mil habitantes y sostenido económicamente por un gigante de la industria del software, contratar a un entrenador novato y tan joven era una movida muy arriesgada. La prensa local aseguró que se trataba de una operación de prensa.
Los medios empezaron a hacer comparación con su edad para resaltar su juventud. Destacaban que Ferguson llevaba ocho meses como DT de Manchester United cuando nació Nagelsmann. Que Wenger estaba debutando en Mónaco, que Hiddink recién llegaba a PSV. Nosotros podríamos agregar que Argentina era el vigente campeón mundial. Que Susana Giménez empezaba con su programa de TV. Que Página/12 llevaba dos meses en la calle. Que Alfonsín acababa de promulgar la Ley de Obediencia Debida. Y que un mes antes se habían robado las manos de Perón.
Su filosofía, explica, “es atacar cerca del arco rival porque el camino al gol es más corto si recuperás la pelota arriba”. La presión como bandera a la victoria. El credo que Ralf Rangnick, uno de los hacedores del milagro de Leipzig, viralizó en la Bundesliga.
Nada de esto le pareció relevante a los directivos de Hoffenheim. Entendían la sorpresa de los medios pero confían en la capacidad de Nagelsmann. “Es un tipo joven, pero no es un entrenador joven. Esta con nosotros hace seis años y sabemos lo que puede hacer. Aporta energía, pasión y está bendecido con talento”, afirmó el director de fútbol, Alexander Rosen, que apenas tiene ocho años más que él. La juventud es parte de la cultura del club.
Cuando agarró el equipo la temporada pasada, solo tres jugadores eran mayores que Julian: el arquero Alexander Stolz (33 años), y los medios Eugen Polanski (30) y Pirmin Schwegler (29). La base del plantel eran muchos de los juveniles que Nagelsmann moldeó durante años en las inferiores. “Tengo una relación cercana con los jugadores, pero saben que yo tomó las decisiones. Yo soy el jefe. Intento incorporar sus opiniones, son adultos y tienen cosas que aportar. Si intercambias opiniones solo podés mejorar. No hay que tener miedo a perder autoridad”, afirmó en una entrevista con el sitio de la FIFA.
En la línea de Klopp y de Tuchel, para Nagelsmann es fundamental entenderse a sus jugadores. “Como técnico sos casi un psicólogo. Un 30% es táctica pero 70% son aptitudes sociales. Cada jugador se motiva con cosas diferentes y hay que hablarles de esa manera”, afirma. Tener casi la misma edad que sus futbolistas facilita el trabajo.
El modelo Nagelsmann
Para esta temporada, el equipo vendió a figuras como Volland y se reforzó con austeridad. Pese a que el plantel parece armado para evitar otro descenso, esta campaña Hoffenheim está peleando los puestos de copas europeas y sería la revelación de la Bundesliga si no fuera por el campañón de Red Bull.
Julian aparece como artífice de ese éxito. Se define como una persona impulsiva, motivadora de sus jugadores y muy expresiva durante los partidos, quizás demasiado. El DT de Bayer Leverkusen pudo comprobarlo. “Te pensás que inventaste el fútbol”, le dijo al joven técnico de Hoffenheim cuando se enfrentaron.
“Entrenar es más divertido que jugar”, aseguró Nagelsmann. Para Julian se trata de un juego para tomárselo muy en serio. Además de lo táctico y lo emocional, la idea de planificar los partidos y también cada entrenamiento, para que sea diferente del anterior, cautiva la obsesión de Julian. Algo de lo experimental, sobre todo para un DT tan joven, impulsa su vocación. “Trabajo como un panadero. Mezclo cosas, las pongo en el horno y veo que sale”, explica.
Nagelsmann se reconoce admirador de Cruyff y de Guardiola. Pero también elogió la trayectoria de Ancelotti. “Me gusta como juega Villarreal y como entrena a sus juveniles. También me gusta Barcelona y el Arsenal de Wenger”, afirma cuando le piden referencias de sus gustos futbolísticos. “Mi filosofía y la del fútbol español son similares y son muy buenos desarrollando talento joven”, agrega.
Su estilo, explica, “es atacar cerca del arco rival porque el camino al gol es más corto si recuperás la pelota arriba”. La presión como bandera a la victoria. El credo que Ralf Rangnick, uno de los hacedores del milagro de Leipzig, viralizó en la Bundesliga. “Hago mucho énfasis en nuestro comportamiento cuando no tenemos la pelota, pero no voy a provocar perderla para recuperarla más arriba. Tenés que tener soluciones con y sin la pelota”, aclara.
Consecuente con su idea, Hoffenheim se planta con un 1-3-1-4-2 poco habitual en el fútbol moderno. Si bien Nagelsmann no le da mucha importancia a la táctica, “es una cuestión de cinco o diez metros si es 4-4-2 o 4-3-2-1, ese dibujo se mantiene quizás ocho minutos durante el partido”, ese sistema le permite tener seis jugadores, más de la mitad del equipo, en zona ofensiva. Mucha gente para presionar alto y para pisar el área rival en poco tiempo. Además de complicar a los ya tradicionales esquemas 1-4-3-3. Julian aporta a la renovación táctica que proponen Sampaoli y Conte, además de los propios Guardiola y Luis Enrique, que empezaron a poner de moda, otra vez, las defensas de tres hombres.
“Es raro ver a alguien tan joven en este trabajo. Espero que un día entrene el mejor equipo del mundo”, dijo Ancelotti. “Es un técnico joven, muy trabajador. Estoy muy feliz y creo mucho en él”, afirmó Tuchel. “Es tan bueno que no se si vamos a poner mantenerlo”, aseguró Dietmar Hopp, el dueño de Hoffenheim. Nagelsmann se ganó el respecto de otros DTs y cambió dudas por certezas. “Sueño con, algún día, ser entrenador en la Champions. Pero si no lo consigo, igual voy a ser feliz”, contó hace poco. Lo más probable es que cumpla su sueño. Lo de ser feliz, bueno, eso siempre es más difícil. Pero tiene tiempo, es joven.