César Luis Menotti

Más allá de todas las posibilidades que tiene un técnico para conocer al adversario (televisión, partidos anteriores, comentarios periodísticos), es muy útil la elaboración de informes. Aportan claridad sobre algunos aspectos desconocidos, salvo para aquellos presentes en una cancha. En el 78, Saporiti designó al Coco Basile, por ejemplo, para que viera a los equipos que actuaban en Mar del Plata, entre los cuales estaba Francia. Jorge Griffa y el Nene Fernández eran los espías en Rosario. Permitían hacer algunas consideraciones en ataque y defensa.

No se puede cambiar el juego propio de acuerdo al rival, pero hay que tenerlo en cuenta. También es útil reproducir algunas características de los rivales en cada entrenamiento. Antes de la final, por ejemplo, hicimos un ejercicio para perfeccionar nuestras variantes contra el pressing de los holandeses, que después nos sirvió para aplicarlas con mayor efectividad durante el partido.

Carlos Salvador Bilardo

Algunos dicen “no miramos a los adversarios” pero se fijan todo el tiempo. ¿Cómo carajo es eso? ¿Los miran o no los miran? Me dan risa. Nadie se hace cargo pero todo el mundo mira. Y está bien, porque hay que hacerlo.

Obviamente, hay que llegar al Mundial conociendo cómo y quiénes juegan, y hay que seguir viéndolos durante todo el campeonato. Yo llevaba los videos de los antecedentes desde acá. Sirven para analizar con el cuerpo técnico y sacar conclusiones, o para mostrarles más clarito a los jugadores lo que querés de ellos. “Éste juega así, vos parate acá, éste te desborda por allá”, esas cosas.

Ojo, una vez que se conoce el horario de los partidos, el técnico tiene que prestarle atención a todo lo que va a rodear el encuentro. No puede quedarse en los rivales nada más. Debe fijarse dónde está el banco de suplentes. Según el horario, habrá que tener en cuenta, por ejemplo, cómo cae el sol en el estadio. O cómo corre el viento en la ciudad.