El 27 de diciembre de 1977, el basquetbolista David Furr, jugador universitario de 18 años de la Universidad de Evansville, regresaba desde Charleston junto a su hermano, con quien había ido a ver un torneo de básquetbol. En medio de la noche, perdió el control de su vehículo e impactó de frente con un camión. Ambos perdieron la vida en un instante.
La noticia conmovió a la localidad de Evansville no sólo por lo que significó el accidente en sí, sino porque se trataba de David Furr, el único jugador sobreviviente de la catástrofe aérea de la aeronave DC-3, ocurrida tan sólo dos semanas atrás, que se había cobrado la vida de 29 personas, incluyendo 14 jugadores, entrenador, allegados al equipo e integrantes de la línea aérea.
Furr, quien había llegado al equipo siendo una estrella en Olney High School, fue cortado del plantel por el entrenador Robert “Bobby” Watson, una de las víctimas de la tragedia, debido a una lesión en el tobillo. Mientras se recuperaba de su dolencia en el pie e intentaba regresar al equipo principal, Furr se había convertido en el estadístico de Evansville: trabajaba en los partidos como local pero no viajaba como visitante. El golpe de fortuna que significó no estar en el avión el fatídico 13 de diciembre de 1977 tuvo un desenlace macabro en cuestión de días.
Una plaza de la memoria fue construida para el equipo en el campus de la Universidad de Evansville y en el centro de la misma, al día de la fecha, se encuentra el “Weeping Basketball”, un monumento al recuerdo con la
inscripción en losas de piedra del nombre de cada uno de los jugadores fallecidos. Pese a no haber viajado con el equipo, las autoridades incluyeron el nombre de Furr.
El accidente de la Universidad de Evansville es una de las mayores tragedias del deporte estadounidense y uno de los antecedentes más importantes del trágico accidente que sufrió a fines de noviembre el equipo de fútbol de Chapecoense.
El 13 de diciembre de 1977, el equipo de Evansville abordó el avión que viajaría hacia Nashville para enfrentar a la Universidad de Middle Tennessee
State al día siguiente. La aeronave DC-3, que se había demorado por mal tiempo, inició su recorrido a las 7.19 PM sin inconvenientes. Ambos motores encendieron sin problema, pero antes del despegue un controlador local advirtió a los pilotos de una posible turbulencia originada por un mini-tornado creado en el aire por un avión que había despegado minutos antes. Lo único que se escuchó en la torre de control fue la voz de uno de los pilotos diciendo “Stand By”, en una clara advertencia de que algo estaba mal.
Un minuto y medio después del despegue, el avión Air Indiana 216 se estrelló
en medio de la noche en las inmediaciones del aeropuerto. Tras el impacto
inicial, las alas se desprendieron, los motores colisionaron y muchos de los
pasajeros salieron despedidos, mientras que otros quedaron atrapados en sus
asientos. El avión explotó y los restos se encontraron en el borde de la
colina de Melody Hills, habiendo hecho un recorrido de algo más de 2600
metros en la pista 18 del aeropuerto local. Las investigaciones arrojaron
que, una vez efectuado el despegue, los motores se habían apagado.
Entre los fallecidos se encontraron el coach Robert “Bobby” Watson; el manager de negocios de la Universidad, Bob Hudson; Charles Shike, contralor universitario; Gregory Knipping, información de deportes; Marvin “Marv” Bates, conocido y popular relator; y los seguidores del equipo Maurice “Maury” King y Charles Goad, 61. El accidente también se llevó la vida de los jugadores Kevin Kingston, John Ed Washington, Marion Anthony “Tony” Winburn, Stephen Miller, Bryan Taylor, Keith Moon, Warren Alston, Ray Comandella, Mike Duff, Kraig Heckendorn, Michael Joyner, Barney Lewis, Greg Smith, Mark Siegel; y los tres managers estudiantes del equipo, Jeff Bohnert, Mark “Tank” Kirkpatrick y Mark Kniese.
Sólo se rescató un cuerpo con vida en el accidente, el de Greg Smith, quien fue llevado de urgencia al Deaconess Hospital pero murió cinco horas después, pasada la medianoche. Jim Byers, director atlético de la Universidad, también tenía planeado viajar con el equipo pero no lo hizo para entrevistarse con un aspirante a entrenador en jefe del equipo de béisbol universitario. Los asistentes técnicos Ernon Simpson, Stafford Stephenson y Mark Sandy estaban fuera de la ciudad en misión de reclutamiento.
Quizás uno de los datos más llamativos es la vinculación al accidente de un nombre pesado para el básquetbol: Jerry Sloan, entrenador leyenda de Utah Jazz. Sloan fue contratado como entrenador de Evansville antes del inicio de la temporada 1977-78, pero renunció a su posición tres semanas después para que asuma Bobby Watson, asistente en Oral Roberts, quien murió en el accidente.
Fuentes
– http://www.franklincounty-news.com/2015/01/12/day-tragedy-tears/
– http://www.evansvilleliving.com/articles/30-years-after-90-seconds