Lunes 21 de mayo de 2018. Bar The Oldest, 9.25 AM.
La reunión arrancó sin preámbulos, sin precalentamiento como bien se denomina esta sección.
Fabián Mauri venía al dente y nos saltó a la yugular por la venta que se hizo en la semana de la nota El anarco capitalista del arco. Aprobó la primera que se hizo en Facebook que decía: “’Soy así. ¿Creés que jugar en Chacarita era algo light? No, era bien heavy-metal’. El economista Javier Milei, prominente figura mediática del liberalismo, tiene un pasado muy futbolero. Fue arquero en las inferiores de Chacarita y dejó de ser hincha de Boca por el regreso de Riquelme que, asegura, ‘vino a robar’”.
Pero Mauri se fastidió con el segundo posteo que hicimos en Facebook y que daba más detalles sobre el contenido del artículo. Esa segunda bajada expresaba: “’Era hincha de Boca pero ya no. Lo decidí cuando Angelici echó a Falcioni, que había hecho un trabajo formidable, y aceptó la vuelta de Riquelme, que vino a robar. Ya bastante tengo con vivir en un país populista para, además, ser hincha de un club que toma decisiones populistas. Ahora hace años que no miro fútbol. Es más: mientras esté Gago, soy anti-Boca. Cuando vino ese farsante, dije: Ojalá, ahora, Boca descienda. Hizo echar del Real Madrid a dos fenómenos como Cannavaro y Samuel. Y, en el Mundial, todos los goles que le hicieron a la Argentina fueron a sus espaldas. ¡Todos!’. Javier Milei. Economista. Liberal.”
Sostenía Mauri que la primera bajada invitaba a entrar a la nota y a reflexionar, pero que la segunda en realidad era efectista y provocadora y lo único que buscaba era que la gente no leyera y sólo se dedicara a escribir comentarios en Facebook sin saber muy bien de qué se trataba el asunto. Sostenía que ese tipo de sensacionalismo, aunque refinado, también nos bajaba el precio como producto.
Le dijimos que la nota había sido de las más vistas de la semana. Y que, como siempre, desconocíamos las razones de su éxito. Tratamos de hacerle entender algo que él ya sabe pero que por el enojo suponíamos que se le había pasado: Un Caño es una suma de voluntades e individualidades que, con responsabilidad, toma decisiones que pueden no agradarle a otros integrantes de la revista. Este no era un caso generalizado, porque el único que estaba en desacuerdo era Mauri porque, decía, “a mí no me interesa que nos lean personas que sólo quieren hacer comentarios agrediendo o irreflexivos y sin entrar a la página para ver la nota”. Y agregaba: “Ese segundo posteo expulsa al lector inteligente y atrae al cabeza de coco que sólo opina por lo que ve en Facebook sin interiorizarse o ver qué dice el artículo completo”. A lo que Mariano Mancuso le dijo con buen tino: “Igual son muy pocos los que leen las notas enteras, Fabianito. No te ilusiones”.
Ahí se abrió otra larguísima discusión, nunca saldada, sobre quiénes son los lectores de Un Caño y para qué mierda hacemos esta revista que no nos deja ni un mango partido al medio. Como siempre, no encontramos respuestas para el primer asunto y sí para el segundo: porque nos gusta, porque nos da placer, porque queremos hacer un medio que nos represente, porque queremos que nuestra voz se escuche a pesar de estar acorralados por los medios masivos o dominantes.
Alejandro Caravario aportó que “esta discusión es más vieja que el periodismo y nunca nadie encontró una respuesta. ¿Por qué nos leen? ¿Por qué nos eligen? ¿Cómo conquistar a los lectores?”. Y Christian Colonna cerró el debate con un resumen lógico: “No te podés enojar porque alguien hace algo que no te gusta, Fabi. Un Caño es así. Somos tipos distintos y cada uno hace lo que le parece. Esa es tal vez nuestra mayor virtud y nuestro mayor defecto”.
Mauri se relajó y contó una anécdota para avanzar sobre algunos misterios del periodismo. Dijo que alguien le dijo a otra persona (no recuerdo a los protagonistas) que el secreto del viejo director de El Gráfico en los 70, Carlos Fontanarrosa, era que tenía “un caño” que lo comunicaba directamente con la gente. O sea, que la revista explotó cuando supo interpretar qué demandaba la sociedad. Ahí le cuestioné a Fabián que no entendía el asunto: “¿Elogiás a Fontanarrosa por tener un caño que lo comunicaba con la gente y te quejás cuando una nota como la de Milei tiene éxito porque desde la bajada conseguimos atraer lectores?” Mauri me respondió que no cuestionaba ganar lectores sino que le molestaba hacerlo en forma tramposa, efectista. Yo le dije que eso era tramposo y efectista sólo para él y no para el resto del grupo. Y entonces cortó el debate con un chiste: “Si Fontanarrosa tenía un caño que lo comunicaba con la gente, nosotros deberíamos tener un gráfico, ¿no?” Y remató con otro de la película La muchachada de a bordo, de 1939, en la que un oficial de marina le preguntaba a Sandrini como se hacía un cañón y Luis respondía: “Se agarra una agujero y se lo forra todo con hierro”. Un chistazo.
Hablamos sobre que las publicidades del Mundial se enfocan casi todas en el duelo Messi vs. Cristiano Ronaldo cuando, curiosamente, ninguna de esas dos selecciones aparece como favorita para ganar el Mundial y avanzamos sobre que en el fútbol, ahora, se busca la prominencia de los héroes por sobre los equipos. Mauri aportó que eso venía ya desde hacía tiempo y recordó el concepto de la película Héroes, del Mundial de México 86 y luego dijo que eso estaba relacionado al postfútbol, un concepto que viene anunciando que va desarrollar desde hacer un par de semanas pero nunca termina de concretar. Lo seguimos esperando a Fabianito.
Les pregunté a mis compañeros el podio para el Mundial y cada uno respondió sobre quién va a ser el campeón, el segundo y el tercer por orden de aparición:
Damián Didonato: Uruguay, Alemania y Brasil.
Mariano Mancuso: Francia, España y Brasil.
Alejandro Caravario: Brasil, Alemania e Islandia.
Pablo Cheb: Francia, Argentina y Egipto.
Fabián Mauri: Alemania, Francia y España.
Christian Colonna: Brasil, Uruguay e Islandia.
Y quien firma esta columna dijo: Argentina, Francia e Inglaterra.
Después ingresamos en el debate arqueros. Dije que si Tabarez dejara de ser Tabarez por un rato, pondría de titular a Campaña por sobre Muslera en el arco de Uruguay. Colonna sostuvo que, si Muslera estaba uno o dos puntos por debajo de Campaña, debía ser el titular porque la experiencia mundialista pesa. Le di la razón tomando el caso de Islas y Goycochea en Estados Unidos 94. Islas estaba claramente por encima de Goyco y debía ser el titular, pero después en el Mundial sacó de adentro de arco todas las pelotas que le patearon. O sea, no nos salvó nunca, lo que sí debe hacer un arquero en el Mundial. Algo que Goyco, por otra parte, ya había hecho en Italia 90. Y ahí introduje nuestra problemática: “¿Romero, Caballero o Armani?”. Y quien tomo la posta fue otra vez Colonna: “El asunto es que Romero, el que ya jugó mundiales, está afuera de esa discusión, por lo que el tema de la experiencia está saldado: ni Caballero ni Armani la tienen en un Mundial. Caballero posee más roce internacional y, ojo, Armani está sacando todo lo que tiene que sacar ahora pero en algún momento se le va a cortar la racha”.
Cheb prometió una nota sobre que casi todos los jugadores del Barcelona, Real Madrid y Manchester City van al Mundial y comentó también sobre el poco recambio que hay en el fútbol internacional. Constató que siete jugadores alemanes de los que irán a Rusia estuvieron también en Sudáfrica 2010 y ocho en Brasil 2014. O que España, que fracasó en Brasil, lleva a diez jugadores de aquel plantel. ¿Qué pasa con Argentina? Repite siete apellidos de los que estuvieron en el subcampeonato de Brasil, con la diferencia de que España se fue en primera ronda y de que Argentina jugó los siete partidos. Si quieren saber más, lean la nota de Pablo Cheb.
Parece ser que Caniggia contó una jugosa anécdota que decía que Maradona y Bilardo le propusieron jugar el Mundial de Sudáfrica con 43 años y con más de cuatro de retirado. Le pidieron que volviera seis meses al fútbol argentino y que jugara en Arsenal (ya tenían la aprobación de Grondona). ¿Cuál fue la respuesta de Cannigia? “No gracias”. Pero aclaró: “Después me arrepentí como un boludo.”
Alguien preguntó cuándo arrancaba el Mundial. Y Didonato dijo: “El jueves 14, a las 12 del mediodía, con Rusia-Arabia.” Mancuso preguntó en serio: “Bueno, ok. ¿Me decís cuándo arranca el Mundial?”. Y ahí Didonato corrigió: “El viernes juegan en primer turno Uruguay-Egipto, en segundo Marruecos-Irán y después España-Portugal”. “Ah, ok, entonces arranca con Uruguay- Egipto el viernes”, dijo Mancuso confirmando lo que pensábamos todos.
Ya con un pie en el estribo hicimos un recorrido para conocer cuánto pagaban en las casas de apuestas los diferentes equipos por ser campeones:
Brasil paga 5 (o sea 5 dólares, pesos, caramelos o peines por cada uno que se apueste).
Alemania, 5,5.
España, 7.
Francia, 7,5.
Argentina, 10.
Bélgica, 12.
Inglaterra, 19.
Portugal, 26.
Uruguay, 34.
Colombia, 41.
Y curioseamos a Islandia, que paga 200.
Y nos fuimos sacando cuentas.
Hasta el martes.