Bar The Oldest. Lunes 28 de mayo de 2018. 9.15 AM.

Llegamos tempranito con Christian Colonna. Mariano Mancuso ya estaba instalado en el bar, como casi siempre, atento a su computadora para atender otros negocios. Ni bien nos sentamos, los fanáticos de la serie Broen (en danés) o Bron (en sueco) comentaron la oscuridad de la tercera temporada que acaban de terminar. Como quien firma esta columna detesta hablar de series (parece que es una obligación dedicarle unos minutos a las series de actualidad en cada encuentro social en el que uno participe), no presté más atención a la charla entre Mancuso y Colonna y preferí abstraerme para ocuparme de pensar otras cosas sin importancia, como casi todo lo que se me pasa por la cabeza.

Pero enseguida volví a conectarme cuando Colonna comentó un videíto que había posteado en Twitter, en el que Jürgen Klopp y Campino, el líder de Die Toten Hosen, se despachaban contra el Real Madrid durante una buena borrachera post final de la Champions. La frase que acompañó al video fue “cuando vale la pena ser segundo”.

Pablo Cheb llegó un poco tarde y enseguida se puso a analizar los grupos del Mundial, después de citar una especulación realizada por el departamento de estadística de The Guardian. Ese diario sostenía que Islandia sería el segundo del grupo de Argentina y Uruguay el primero del Grupo A. Cheb dijo que tenía dos pálpitos: que España no iba a clasificar y que Alemania sólo cosecharía 3 puntos en la fase de grupos. Colonna le preguntó sobre el fixture de Alemania y Pablo le dijo: “México, Suecia y Corea”. Colonna le preguntó entonces cuándo pensaba que lo descalificaban a Alemania, ya que con esos tres rivales era imposible que sólo consiguiera tres puntos. Cheb canchereó: “en un mes hablamos”.

Tocamos al pasar la final de la Champions mientras entraba en escena Fabián Mauri. Coincidimos que ni en Open Gallo nos hacíamos un gol como el primero del Real Madrid y que Karius debía repensar su futuro después de cometer ese error y revalidarlo con el cagadón del tercero. Colonna explicó que detestaba al Real Madrid pero que, al mismo tiempo, le tenía cariño a tipos como Zidane, Luka Modric o Toni Kross. Cheb dijo que a él le caía tan mal el Madrid que no podía rescatar a ningún jugador que vistiera esa camiseta.  Coincidí. Definitivamente nos cae mal el Madrid, y tiene mucho que ver la figura de Cristiano Ronaldo.

Comentamos el caso del tenista Marco Trungelliti, octavo lucky loser en Roland Garros y que tuvo que viajar diez horas en auto desde Barceona hasta París para llegar a jugar su partido con Bernard Tomic. El caso curioso era que viajaba con un amigo, su mamá y ¡la abuela! Un genio. Pregunté cómo había salido el argentino y Colonna fue claro: “¡Y cómo querías que saliera! Se lo comió en un pancho al australiano”. Me intrigó saber cuánto pagaba en las apuestas y Colonna también fue preciso: “Las casas de apuestas la vieron bien. Pagaba 2.10. Sabían que ganaba”. Y ya que estábamos en las apuestas hablamos del caso de Nicolás Kicker, que espera sanción por, supuestamente, arreglar dos partidos. Otra vez la voz de Colonna era la autorizada: “Me acuerdo perfecto de ese día porque lo estaba siguiendo on line. Kicker había perdido el primer set contra el Lapentti malo, Giovanni, y seguía pagando 1,50 y Lapentti 2,50. O sea que alguien le había puesto toda la torta y se había descubierto la trampa.” Mauri preguntó cómo se enteraba la ATP de este tipo de cosas y Colonna respondió: “Las casas de apuesta avisan. Ellos quieren más que nadie que haya transparencia porque de otra manera se les cae el negocio”. Y reflexionó: “El problema ahí fue que, una vez que supo la tabulada de las apuestas, debían haber ido para atrás con el asunto. Pensá que en el tercer set Kicker estaba 4-3 arriba y Lapentti todavía pagaba 1,30”. Y yo ahí le dije que si hacían eso dejaban un tendal y que, en lugar de una suspensión, Kicker podía poner en riesgo su vida. “Andá a saber quiénes le habían apostado. Mafias rusas, mafias chinas. Y una cosa es comerte un año de suspensión y otra muy diferente es que te persigan esos muchachos”, agregué. Mancuso reflexionó sobre la posible suspensión a Coria por no avisar que lo habían querido sobornar, y ahí todos estuvimos de acuerdo en que ya era demasiado. Tampoco se le puede pedir tanto a los deportistas cuando son apretados por las mafias. Bastante con que el pibe no aceptó el soborno. Y ahora lo van a parar por honesto. La verdad, una boludez.

Pregunté si alguien había visto la nota que el Pollo Vignolo le había hecho a Messi en Canal 13 y Mauri me dijo: “¿Para qué?”. Tenía razón. Nadie la vio.

Cheb dijo que quería escribir algo sobre que el Mundial era puro marketing. Que estábamos cuatro años esperándolo y que, una vez que se empezaba a jugar, nadie veía todos los partidos. Quedó pendiente el asunto, sumado a su teoría que de lo mejor del Mundial es la fase inicial y que, después, a partir de los octavos de final, todo se convierte en un embole. Discutible, pero esperamos su nota para que nos convenza.

Mauri surgió de la nada para decir que tenía la sensación de que con Sampaoli la sociedad había ingresado en una especie de alucinación colectiva y que, para él, el entrenador de la Selección estaba en ese lugar por la combinación de una serie de casualidades irrepetibles y  su estrategia para que nadie se avive y ganar tiempo era generar misterio sobre asuntos irrelevantes. Dio dos ejemplos. “Cuando habló de Mascherano dijo que para él era marcador central o… central marcador. ¿Me pueden explicar que pomo quiso decir? O cuando le preguntaron por el arquero y respondió que ‘sería imprudente que dijera quién será el arquero’. ¿Imprudente? ¿Por qué? Ser imprudente es otra cosa”. Y remató, “muchas veces me parece que vive como Peter Sellers en Desde el Jardín”

Para cerrar, saludamos que nuestro compañero Fabio Dana haya estado el sábado en la mesa de Mirtha Legrand. Como Melanie Griffith en el final de Secretaria ejecutiva, Fabio puede decir tranquilo: “Llegué”. Igual, siempre hay que hacerse otra pregunta: “¿Adónde llegué?”. Pero es harina de otro costal, como diría Roberto Arlt.

Hasta el martes.