La renuncia de Blatter como presidente de FIFA es, después de las detenciones de dirigentes, la segunda consecuencia de la denuncia que la fiscal estadounidense presentó hace poco más de una semana. Y aunque se habló mucho de ese documento demoledor, pocos se sentaron a leer y explicar detalladamente sus más de 160 páginas (acá está completa). Eso intentaremos hacer para aclarar qué es lo que plantea la acusación, que no plantea y que es lo que tendrá que probar la Justicia.
En esta primera entrega, nos ocuparemos de los individuos y personas involucradas en distintos delitos según la denuncia. En la segunda entrega, hablaremos de los eventos que despiertan sospechas de corrupción.
CONTRA LA FIFA
Por la participación de los directivos de FIFA, la acusación se construye como una denuncia contra la asociación que nuclea al fútbol mundial. Pese a que la mayoría de los implicados habrían cometido delitos en sus cargos en CONMEBOL y CONCACAF, y sólo un par de hechos están vinculados al funcionamiento de FIFA, la denuncia comienza por describir la estructura, la economía y los códigos de ética, de la organización que presidía Blatter.
La orientación del escrito va hacia la trama de corrupción, aunque luego no formule cargos sobre varios hechos que denuncia. Plantea la intencionalidad de generar impacto y de erosionar la ya bastardeada imagen de la multinacional del fútbol. El momento de la presentación de la denuncia y las detenciones, con sus pedidos de extradición, dos días antes de un Congreso de FIFA, refuerzan esa idea.
LOS DELITOS Y LA RUTA DEL DINERO TELEVISADO
La acusación sostiene en el punto 71 que, en uno o varios momentos, dos o más de los acusados, utilizaron sus cargos para “conformar esquemas que incluían la solicitud, la oferta, la aceptación, el pago, y el recibo de pagos no revelados e ilegales, sobornos y retornos”. Y que, además, participaron de “varias actividades criminales, incluyendo fraude, sobornos, y lavado de dinero, en búsqueda de ganancias personales y comerciales”, a través del sistema financiero de Estados Unidos.
En el punto 73, la causa destaca que los participantes de la conspiración por la negociación de derechos de TV, empresarios y directivos, “distorsionaron el mercado” en perjuicio de otras empresas de marketing deportivo.
Será interesante ver si la investigación, y los testimonios de los detenidos, apuntan no sólo contra los directivos del fútbol e intermediarios sino también contra los ejecutivos de las cadenas internacionales de TV que compraron los derechos con sobornos y, por suspuestos, las empresas que representan. No hay que salpicar solo a los humanos, ¿no? Las corporaciones, que fueron las que pusieron la plata, de alguna parte la sacaron. Y seguro que no era de ellos. Los contribuyentes estaríamos agradecidos de que se profundizara el asunto.
LOS ACUSADOS
Alejandro Burzaco, ciudadano argentino, titular de la empresa Torneos y Competencia S.A. Como detalló el diario La Nación Burzaco es CEO y dueño del 20% de Torneos, la “mayor productora de comercialización de eventos deportivos de América Latina”. Los otros accionistas son DirecTV Latin America (40%), los herederos de Luis Nofal (20%) y el fondo suizo DLJ Offshore Partners (20%). Su empresa produce contenidos para Fox Sports y DirecTV en Sudamérica y participa en la producción y emisión de varios partidos del programa Fútbol Para Todos. Además, comparte la señal TyC Sports con el Grupo Clarín.
La Fiscalía de EEUU lo acusa por asociación ilícita. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos de TV de la Copa América Centenario. Está prófugo. Lo busca Interpol.
Aaron Davidson, ciudadano de EEUU, presidente de la empresa Traffic USA, involucrada en la comercialización de marketing y derechos televisivos en la región CONCACAF. Parte del grupo brasileño Traffic. Davidson, además, estaba al frente de la North American Soccer League (NASL), la segunda liga de EEUU, donde juega el NY Cosmos del español Raúl.
Se lo acusa por asociación ilícita. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos de TV de la Copa América Centenario, la Copa de Oro, la Champions League de la CONCACAF y las Eliminatorias del Caribe. También por obstrucción de la Justicia. Está detenido.
Rafael Esquivel, ciudadano venezolano, llegó a ser presidente de la federación de su país y vice de CONMEBOL. Se lo acusa por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos de TV de la Copa América Centenario. Está detenido.
Eugenio Figueredo, ciudadano de EEUU y Uruguay, presidente de la federación de su país hasta 2006, llegó a ser vicepresidente de FIFA y titular de CONMEBOL. Según su aplicación para la nacionalidad de EEUU, en 2005, su actividad era el comercio de “rocas decorativas” en California. Y evitó el examen de inglés alegando, falsamente, que sufría demencia.
Se lo acusa por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos de TV de la Copa América Centenario. Y por procedimiento ilegal de nacionalización y asistencia en la preparación de declaraciones impositivas fraudulentas. Está detenido.
Hugo Jinkis y Mariano Jinkis, ciudadanos argentinos, titulares de la empresa Full Play Group S.A. Según el mismo artículo de La Nación, la compañía es “dueña de los derechos de TV de la mayoría de las selecciones de América” y, junto a la española Mediapro, posee el edificio que ESPN alquila para su sede en Buenos Aires.
Se los acusa por asociación ilícita, conspiración para el fraude electrónico y lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos de TV de la Copa América Centenario. Son buscados por Interpol.
Nicolás Leoz, ciudadano paraguayo, expresidente de CONMEBOL y miembro del comité ejecutivo de FIFA. Está acusado por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos televisivos de Copa América Centenario y de Copas América previas. Está prófugo. Lo busca Interpol.
Eduardo Li, ciudadano de Costa Rica, llegó a ser presidente de la federación de su país, fue miembro de CONCACAF y lo eligieron para integrar el comité ejecutivo de FIFA pero no llegó a asumir porque fue detenido por la policía de Suiza a raíz de esta investigación. Se lo acusa por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos televisivos de las Eliminatorias de Centro América.
José Margulies, alias José Lázaro, ciudadano brasileño, titular de Valente Corp y Somerton Ltd, empresas vinculadas a la transmisión de partidos de fútbol. La denuncia lo indica como intermediario en operaciones de lavado de dinero y pago de sobornos para comprar derechos televisivos por parte de empresarios sudamericanos. Utilizó el sistema financiero de EEUU, agrega la denuncia, para transferir más de 3.5 millones de dólares a cuentas a nombre de varios de los directivos de CONMEBOL involucrados. Está prófugo. Lo busca Interpol.
Se lo acusa por asociación ilícita. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos de TV de la Copa América Centenario, y por operaciones de lavado relacionadas con Copas América previas.
José María Marín, ciudadano brasileño, expresidente de la federación de su país. También integró comités en FIFA. La fiscalía lo señala por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos de TV de la Copa América Centenario, y por operaciones de fraude electrónico y lavado relacionadas con la Copa do Brasil. Está detenido.
Además, la denuncia relata que en 1996, cuando Nike pasó a vestir a Brasil, una empresa de ropa estadounidense, a la que no menciona, aceptó pagar 40 millones de dólares extras en una cuenta suiza a Traffic para cerrar el acuerdo de 160 millones por diez años. El fundador de Traffic dice que pagó la mitad del dinero a un directivo brasileño que la causa no menciona. Por este hecho, la denuncia no presenta cargos contra ningún imputado.
Julio Rocha, ciudadano nicaragüense, expresidente de la federación de su país. También estuvo a cargo del programa de desarrollo de FIFA en la región CONCACAF. Se lo acusa por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos televisivos de las Eliminatorias de Centro América. Está detenido.
Costas Takkas, ciudadano británico. Secretario general de la confederación de las Islas Caimán y allegado a Jeffrey Webb, ex titular de CONCACAF. Se lo acusa por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos televisivos de las Eliminatorias del Caribe. Está detenido.
Jack Warner, ciudadano trinitense, fue miembro del comité ejecutivo y vice de FIFA, además de presidente de CONCACAF. La denuncia lo implica por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos televisivos de las Eliminatorias del Caribe, y por fraude electrónico y lavado en operaciones relacionadas con la elección presidencial de FIFA de 2011.
La acusación pone a Warner en el centro de la trama de los delitos vinculados a la CONCACAF, a partir de los testimonios de varios arrepentidos, entre ellos su socio Charles Blazer y sus dos hijos. El periodista Ezequiel Fernández Moores, que lo definió como “el dirigente más corrupto en la historia del fútbol mundial”, cuenta en detalle la trama de sus negocios con Blazer. Se entregó en Trinidad y Tobago pero quedó libre bajo fianza. Igual, ingreso en las alertas rojas que difundó Interpol.
Jeffrey Webb, ciudadano de las Islas Caimán, ejecutivo en un banco de ese paraíso fiscal, ex titular de la federación de las Islas, presidente de CONCACAF y vice de FIFA, además de miembro del comité ejecutivo. Se lo acusa por asociación ilícita y defraudación contra FIFA y su federación. Además, por conspiración para el fraude electrónico y el lavado de dinero en operaciones vinculadas con los derechos televisivos de la Copa de Oro, la Champions de CONCACAF, las Eliminatorias del Caribe y la Copa América Centenario. Está detenido.
LOS CO-CONSPIRADORES
La acusación incluye una lista de 25 co-conspiradores a los que no menciona por nombre, aunque describe sus actividades, por lo que algunos fueron identificados. Se trata de una figura habitual en la justicia estadounidense, en la investigación del caso Watergate, por ejemplo, el presidente Nixon figuró como co-conspirador.
Se utiliza para proteger la identidad de individuos que, involucrados en los delitos, decidieron colaborar con la investigación, ejemplo Charles Blazer que figura como co-conspirador #1. O en los casos en que la fiscalía no tiene pruebas suficientes para incriminarlos en los delitos que se persiguen, asociación ilícita, fraude electrónico y lavado.
Además de Blazer, que se sabe que colaboraba con el FBI desde -al menos- noviembre de 2014, otra pieza clave de esta denuncia es el co-conspirador #2, el brasileño José Hawilla, fundador de la empresa Traffic, cuyo testimonio involucra a los empresarios argentinos y a los directivos de CONMEBOL.
Hawilla, como Blazer, decidió colaborar con el gobierno de EEUU para disminuir su condena. Se declaró culpable en diciembre de 2014 de “asociación ilícita, fraude electrónico y lavado de dinero”, mismas imputaciones que las que impulsa esta investigación, y dio testimonio ante los investigadores. En el caso de Hawilla, además, aceptó devolver 150 millones de dólares, 25 de los cuales entregó al momento de aceptar los cargos.
Otros co-conspiradores importantes en la causa son Daryan Warren (al que detuvieron ingresando a EEUU con cientos de miles de dólares sin declarar) y Daryll Warren. Ambos aceptaron culpar a su padre, Jack Warren, y a otros directivos de CONCACAF, para reducir sus penas. Y por supuesto, está el co-conspirador #10, un alto funcionario de FIFA, CONMEBOL y AFA. Durante estos días se dijo que se trataba, según la fuente, del secretario general de la CONMEBOL, José Luis Meiszner, o, directamente, de Julio Humberto Grondona. Pese a todos los deseos de los argentinos, anisosos por conocer la verdad, aún no hay confirmación oficial.