Lunes 22 de octubre. Bar The Oldest. 9.05 A.M.

Pablo Cheb y Mariano Mancuso ya estaban desayunando cuando llegamos con Christian Colonna. Minutos después, desembarcaron Fabián Mauri y Damián Dodonato, quien se quejó porque “estuve como media hora para estacionar”. Esto último, incomprobable.

Primer tema: el desplante de Marco Ianni, el ayudante de Maurizio Sarri, a José Mourinho, tras el gol del empate del Chelsea sobre la hora. Colonna comentó algo más de su admirado Sarri:
–Ustedes saben que a Maurizio lo banco por su filosofía futbolera, pero lo del fin de semana fue medio feo y fuera de lugar. Hay una secuencia que lo muestra sacándose un moco para luego pegárselo en el saco a Mourinho en el momento del saludo. Son cosas que haría un chico. 

Y remató:
–Para colmo, el gol del empate llegó después de un lateral al área, en medio de una jugada confusa. O sea que tiraron a la mierda todos los conceptos de Sarri para terminar jugando a cualquier cosa. Está de más decir que el empate en el último segundo tapa todo, pero estas cosas demuestran que los jugadores todavía no están convencidos del todo de lo que les pide el técnico. 

Cheb reflexionó:
–La estimulación positiva me da bronca. Por ejemplo, Guardiola en el City. Sarri en el Chelsea es la antítesis de la estimulación positiva y por eso me cae bien. Pero, ¿serías hincha de Sarri si fuera a dirigir a la Juventus, Chris?
–No. Imposible.
–Che,  qué manera de hacer todo mal Lopetegui… –dijo Mancuso.
–Es hermosísimo lo que le está pasando –estuvo de acuerdo Didonato.
–Si ese tipo era vivo, dirigía a España en el Mundial y después asumía en el Real. Pero hizo todo mal –estimó Cheb.
–¿Si era vivo? No. Si era un tipo normal –respondió Mauri. –Si hacía las cosas con un criterio mínimo, no pasaba nada.
–Tiene razón Fabián. Porque el problema no fue arreglar o firmar con el Real Madrid. El problema fue que lo anunciaron. Un boludo importante ese Lopetegui –sostuvo Mancu.

Mauri tomó la palabra:
–El sábado ocurrió algo sobrenatural. Alguien, en algún lugar del universo, estuvo haciendo un experimento y, durante unas horas, el tiempo dejó de transcurrir. Me pasó cuando veía Dálmine-Quilmes. En un momento tuve la sensación de que estaban jugando desde hacía semanas. Pero miré el reloj de la pantalla y apenas iban 39 minutos del primer tiempo. Me sentí dentro de un capítulo de La dimensión desconocida. Me pasó otra cosa además: por un momento sentí que el relator era un ventrílocuo y que el comentarista, su Chirolita.
–¿El muñeco estaba vivo y el ventrílocuo muerto? –preguntó Mancu.
–Obvio. El muñeco tenía alma, el ventrílocuo no –dijo convencido Mauri.
–¿Y cómo saliste de ese estado de alucinación? –pregunté.
–Fue también muy raro. Quilmes hizo un gol después de que sus jugadores combinaron tres pases seguidos. Ahí volví a la realidad.  O eso creo. ¿Ustedes son la realidad? –Mauri parecía entrar otra vez en un letargo.

Se hizo un silencio absoluto. El tiempo se detuvo. Sin saber qué hacer, sólo atiné a darle un sopapo a Fabián. Y de ahí en más el resto de los compañeros me imitó y nos cacheteamos alternadamente para constatar de que estábamos dentro de eso que se hace llamar realidad. Parecíamos los tres chiflados, sólo que éramos seis. Todo ante la atónita mirada de una abuelita que desayunaba presuntamente con la chica que oficia de acompañante, un pelado que levantó los ojos de su laptop, dos veteranos que tomaban café y giraron la cabeza al escuchar los “plaf” de los sopapos. Coni, una de las camareras del bar, se acercó preocupada a la mesa y dijo: “¿Están bien?”.

–Perfectamente –respondió Fabián–. ¿Por qué lo preguntás?

Y cambiamos de tema:
–Es curioso que Del Potro se haya fracturado una pierna y Messi un brazo, ¿no? –dijo Mauri como si nada.

Yo recordé una publicidad de Pepsi en la que Del Potro y Buonanotte recibían un golpe e intercambiaban cuerpos.  Nadie se acordaba y Mancuso las buscó en Youtube, giró la computadora y las mostró.
–Parece una situación que transcurre en Payton Place –dijo Mauri sobre la publicidad.

Todos se miraron extrañados, menos yo.
La caldera del diablo, en español –aclaré.

Todos siguieron sin entender.
–Era una serie de los 60 –agregué.

Ya nadie nos dio importancia a los ancianos del grupo.

Mauri y yo igual nos reíamos sin que nos importara demasiado la ignorancia de los niños.

Pablo trajo a colación una serie de micro programas que vio en la tele en los que, dijo, se convocaba a humoristas para contar la historia argentina en estado de ebriedad.

–Me pareció una genialidad. Algo novedosísimo. Hasta que Mancu me dijo que era un formato importado y que ya se había hecho en varios países. Me dio bronca que nunca inventamos nada.

Luego nos enfrascamos en una larguísima charla sin sentido que bien se podría titular “adicciones”. Y en la que, alternativamente, los presentes fuimos discurriendo sobre las diferentes drogas, legales e ilegales, y sobre el peso que tenían en la vida cotidiana de las personas que las padecían. Pasamos del alcoholismo a la ludopatía sin ponernos de acuerdo sobre cuál era la peor. Coincidimos en que lo que sí era un absurdo que el juego fuera legal,  bancado por los Estados.
–El problema no es el juego –dijo Mauri–. El problema es la mala suerte. Porque al que gana nadie lo acusa de ludópata.
–Es que el ludópata es aquel que siempre termina perdiendo –dijo Colonna.
–Si tiene mala suerte –reiteró Mauri.

Hablamos luego de la nota de los 20 mejores escudos del fútbol que publicamos el fin de semana y de la queja de muchos lectores de que se omitiera el escudo de GELP.  Uno de nosotros, no recuerdo quien, señaló que el escudo de Gimnasia es muy bonito pero no es de un club de fútbol, es de un club de gimnasia y esgrima. Damián destacó los twitts de Lammens oponiéndose a las sociedades anónimas en el fútbol, algo que, parece, viene bastante empujado desde el Poder Ejecutivo Nacional.

Pregunté cuál era la mejor liga de la actualidad. Y todos coincidieron en que era la inglesa.
–Hay seis o siete equipos buenísimos que se ganan entre sí. En Alemania y en España también se emparejaron pero básicamente porque el Bayern Munich, el Barcelona y el Real Madrid bajaron mucho su nivel. Y Francia no existe. Repito por décima vez: hay muchas posibilidades de que el PSG sea el primer equipo de la historia en ganar un torneo de 38 fechas sin perder un solo punto. Ya lleva diez de diez –reiteró Colonna algo que sostiene desde hace dos meses.

Mauri dijo al pasar que Fútbol al horno ya había perdido toda la gracia. Y que se parecía al resto de los programas de tertulias de deportes. Y en el estribo Didonato comentó que nunca en su vida había visto a un equipo apoyar a un candidato a presidente:
–Atlético Paranaense salió con una camiseta de respaldo a la candidatura de Bolsonaro. Me pareció aborrecible.

Suscribimos. Más que nada porque bancaban a un fascista.

Nos fuimos.

Hasta el martes.