Lunes 15 de octubre de 2018. Bar The Oldest.

Por el feriando arrancamos a las 10 A.M.

Día hermoso pero raro.

Por lo pronto, cuando llegamos con Christian Colonna, ya estaban Mariano Mancuso y Damián Didonato. A Fabián Mauri lo encontramos en la puerta.

Primera sorpresa: Didonato, un fundamentalista del ser argentino, tenía una camisa a cuadros con una banderita de Gran Bretaña en la parte superior derecha del bolsillo. Colonna lo remarcó. Mauri dijo irónico que “todos deberíamos agradecerles a los británicos —como bien señaló Juan Sasturain— el fútbol, el whisky, los bancos de la estaciones y a Borges, claro”. Didonato se defendió: “soy un nacionalista que no se fija mucho en la moda”.

Entre risas, para darle la razón a Fabián, dije:
–Sin ir más lejos el Plan Maitland.

Mauri y Mancuso aprobaron. Colonna y Didonato preguntaron:
–En ciertos círculos se sostiene que plan de San Martín de cruzar la Cordillera y liberar primero a Chile y después a Perú fue en realidad un plan elaborado por Inglaterra para tomar el control económico del Virreinato del Río de Plata después del fracaso de las Invasiones de 1806 y 1807 –dije.

Mis compañeros se interesaron, por lo que envalentoné:
–Se dice que era un plan elaborado por un general escocés, Thomas Maitland, en 1800 y que había sido desechado. Pero después de las derrotas del 06 y el 07,se afirma que los ingleses cambiaron de estrategia y fueron por la conquista económica y financiera. Hay quienes sostienen que fue un plan que los ingleses, por medio de la masonería, le bajaron a San Martín. Hay otros, como es mi caso, que creemos que en realidad San Martín conocía el plan y se aprovechó de él. Maitland proponía que para conseguir el control del mercado americano había que promover que Buenos Aires se independizara de España, que luego la revolución se hiciera fuerte en Mendoza, que se tomara contacto con los ejércitos de O’Higgins en Chile, que se cruzaran los Andes para unir a ambas fuerzas, que se derrotara a los españoles en Chile y que luego se subiera por el Pacífico hacia el norte para obtener la independencia de Perú.  ¿Les suena?
–Hablando de la patria… –interrumpió Mauri.
–“Hablando de la patria” es un buen nombre para un programa de radio –sugirió Didonato.
–Sí, es cierto –sonrió Mauri. –Bueno, hablando de la patria: ¿leyeron el editorial de La Nación respaldando la elección de Bolsonaro en Brasil? Imperdible. Es una de las piezas más canallescas que haya leído en mucho tiempo. Les pido que la lean para que saquen sus conclusiones. Pero también hay un buen análisis en el sitio Socompa: La Nación, o me cago en la democracia”. El resumen de lo que dice La Nación y sobre lo que reflexiona Socompa es algo así como que política tradicional es = a partidos populares = a populismo berreta = a corrupción = a basura versus partidos no tradicionales = que son políticas económica serias = a lucha contra la corrupción = a democracia virtuosa. No hay una sola línea que se horrorice porque Bolsonaro es fascista, homofóbico, xenófobo, machista y anti minorías. O mejor dicho, sí la hay, pero minimizada. Dice: “Más allá de sus condenables declaraciones racistas, misóginas y homofóbicas, Bolsonaro podría suponer ahora un cambio drástico de dirección” y sintetiza los males de Brasil al crecimiento del PT.
–¿Qué esperabas de La Nación, Fabián? –dijo Mancuso.
–No mucho. Pero me asusta que de cara a lo que se viene en la región, las virtudes que se destacan de los candidatos sean su racismo el desprecio a las mujeres, a los putos, a las minorías en general y que promuevan como en los 90 el sálvese quien pueda; todo bajo la coartada de la lucha contra la corrupción. Está complicado el asunto.
–Y bue… esperábamos que Brasil liderara el resurgimiento de los movimientos populares en América. Pero parece que no va a ser. El líder seguirá siendo Evo que acaba de otorgar el doble aguinaldo en Bolivia. Ahora nos toca el turno a nosotros, los argentinos, de ponernos los pantalones largos y hacer el trabajo que esperábamos que nos llegara allanado desde Brasil –dije no del todo convencido pero sin perder las esperanzas.

Cambio de tema radical.

Mauri y Mancuso estaban apesadumbrados:
–No está más el mono en Fútbol al horno. Dicen que se fue a otro programa porque recibió una mejor oferta de trabajo y que ellos no le cortan las piernas a nadie –contó Mancuso.
–Perdón. ¿Pero el mono no era un fulano con una careta? ¿No lo puede hacer cualquiera? –preguntó con inocencia Colonna.
–No. No lo puede hacer cualquiera –respondió Mauri con seriedad ante nuestra mirada atónita, ya que intuimos que había entrado en un brote sicótico. –El programa sin el mono original se convirtió en una mierda. Es un programa más de panelistas en los que no pasa nada de nada. Un lástima. Otra oportunidad perdida.
–¿Pero no era que el mono aparecía sólo un ratito? –preguntó otra vez Colonna.
–Sí. Pero impregnaba todo. Era el corazón, el espíritu libertario del programa –sentenció Mancuso.

Didonato, Colonna y yo los seguíamos observando entre desconfiados y estupefactos. Todavía no resolvimos si nos estaban cargando o si efectivamente habían ingresado a un estadio superior del conocimiento.

Después se generó un debate sobre si un periodista de ese programa, Carroza, era agradable, interesante, audaz o redondamente un salame. No llegamos a ninguna conclusión porque los que lo conocían no se ponían de acuerdo y los que no lo conocíamos no podíamos sumar demasiado al debate.

Se pasó luego a conversar sobre una de las obsesiones de ese programa: que Boca no tiene en su plantel a jugadores que sean hinchas del club. Y recordamos entre todos que ese asunto forma parte del fútbol. Alonso era de Racing, Bianchi de River, Bilardo de San Lorenzo, Passarella de Boca, Merlo de San Lorenzo, Bochini de San Lorenzo, Riquelme de Tigre, Veira de Huracán o Maradona de Independiente.

–Ser hincha de un club de chico no significa nada, es lo mismo que ser de un cuadro grande. Y volvemos a la nota de Pablo sobre el poliamor en el fútbol que tanto (y sólo algunos con argumentos) le criticaron –dijo Didonato.

Mauri valoró unas notas que leyó en la revista francesa So Foot.
–Las leíste –le pregunté intrigado.
–Bah… en realidad las sospeché, no hablo francés –respondió entre risas.

Y detalló:
–Hay un artículo sobre una nueva tendencia de los jugadores: hacerse retratar por un artista de moda, como hacían los reyes; otra sobre un tipo que es como un genio loco, una especie de Macedonio Fernández, que inventó un reglamento nuevo del fútbol para revolucionarlo y en el que, por ejemplo, el campo de juego es octogonal y una tercera sobre un jugador del Málaga que se paralizaba cada vez que iba a hacer un gol porque se le aparecía un fantasma en el arco rival. Son notas que tranquilamente podríamos hacer nosotros –dijo.
–A veces las hacemos, Fabián. Pero pocos las valoran –dije desmoralizado.
–Sí, es la dura verdad –respondió con tristeza.

Didonato trajo un tema más:
–¿No les parece una boludez que no haya medallero en los JJOO de la Juventud?
–Absolutamente –dijo Colonna. –Si no quieren fomentar la competencia que organicen un campeonato de filosofía o que no den medallas cada vez que alguien gana. Pero no tiene sentido que entreguen medallas y que después oculten cuántas ganó cada país.

Planificamos la semana, con algunas notas futuras y nos fuimos.

Hasta el martes.