Bar The Oldest, 9.44 AM, lunes 17 de agosto de 2018.

Plantel completo. Cuando llegamos con Christian Colonna ya estaban Fabián Mauri, Damián Didonato, Mariano Mancuso y Pablo Cheb. Casi un milagro la asistencia perfecta y la puntualidad.

Recordamos una charla de la semana pasada, sobre la apostasía colectiva que está sucediendo, al menos, en la Ciudad de Buenos Aires. Yo dije que no entendía por qué había que renunciar a algo que no interesaba. Mauri me aclaró que la Iglesia cobraba un dinero por cada fiel, por lo que la renuncia le quitaba algo de poder económico a esa corporación internacional que vive de la teta del Estado (los Estados). Así defendido el argumento, me pareció más razonable.

Después pasamos a una inquietud de la hija de Mauri, Juana, quien integra una orquesta de tango que se está planteando dejar de interpretar aquellos temas con letras femicidas, machistas u homofóbicas tan habituales en el género. Fabián charló largo y tendido con Juana y trató de explicarle que dejar de tocarlas no era la solución. Que tal vez lo mejor era hacerlas visibles, interpretarlas y hacer un comentario, debate o charla sobre su contenido, explicando contexto y valorando cambios de época. Mencionamos tangos como “Amablemente”, “Contramarca” o “La toalla mojada” como ejemplos de un discurso que ya no tiene lugar en nuestra sociedad. O más menos, ya que Fabián también dijo:

–No es casual que en Volver, en horario central, se emita Rompeportones. O sea que la reacción sigue vigente.
–Está también el caso de Polémica en bar –comenté.
–Ahí es diferente porque parece que el tiempo se hubiera detenido en 1980 –dijo Fabián–. Para los que participan en ese programa no pasó nada en los últimos años. Siguen con la misma lógica espantosa de siempre.
–El otro día escuché un programa de Costa Febre en el que el relator decía que tenía un productor homosexual y que ahora eso estaba permitido. Era el mismo discurso de mierda de siempre pero dicho con onda o desde un lugar progresista. Él se arrogaba el derecho de tener a un puto en su programa. También está pasando eso –sumó Mancuso un dato más.
–¿Y esa chica Sol Pérez que no para de mostrar el culo? Eso también atrasa –dijo Mauri.

–Ahí no estoy tan de acuerdo –lo paré–. La chica se hace cargo de su decisión y siente que su libertad pasa por mostrar el culo. Y que nadie se la puede quitar. Incluso debate bastante el asunto cuando la putean en Instagram. Yo siento que defiende su derecho a vivir como se le antoje sin preocuparse por el qué dirán.
–Esa situación es pariente de la vieja discusión que se da dentro del feminismo sobre si ejercer la prostitución es una elección libre o condicionada. Hay argumentos para defender las dos posturas –dijo Mancuso.
–El otro día Ángela Lerena subió una foto en donde se ve a los conductores de la señal América 24, todos hombres, y se preguntó: “¿Qué falta en esa foto?” –contó Cheb–. Y las respuestas fueron inesperadas, ya que supongo que Ángela lo hizo para que le contestaran a coro “mujeres”. Pero en cambio le dijeron que hablaba muy bien del género que no estuviera ella en esa foto o que tenía que agradecer que ninguna mujer se sumara a esos conductores…

La charla se fue agotando porque en un momento todos estábamos hablando al mismo tiempo. Colonna nos trajo otra vez al deporte.

–Carlo Ancelotti es un genio. Agarró el Nápoli y no tocó nada. Sarri debería cobrar parte del suelo de Ancelotti.
–Hizo lo mismo en el Bayern Münich y en el Madrid –dijo Didonato–. Ese es un talento también…
–Pero por supuesto –coincidió Colonna.

–¿Y el Chelsea? ¿Qué te parece? ¿Ya juega como Sarri quiere? –le preguntó Cheb a nuestro “sarriólogo” Colonna.
–Noooooo –respondió extendido la “o” –. Falta. Pero ya picó el bichito y juegan parecido.
–Yo escuché a periodistas decir que ya era un equipo de Sarri –insistió Cheb.
–Ni en pedo. Pero no nos olvidemos de dónde venía. Era un equipo que no jugaba al fútbol. Ahora, por los menos, lo practica. Pero falta –dijo Colonna.
–Yo vi ratitos y juega bien –no se amilanó Pablo.
–Yo vi todos los partidos, cosa que no deben haber hecho los que opinan. Juega mejor de lo que lo hacía con Conte, lo que no es muy difícil, pero no es todavía un equipo con la marca de Sarri. Lo que pasa es que muchos periodistas ven los compactos y las estadísiticas  y, a partir de ahí, opinan. Un clásico de hablemos sin saber.
–Y además ganó tres de tres, porque si hubiera perdido alguno no dirían lo mismo –dijo Mancuso.
–Obvio. La aguja se mueve porque ganó. Si no hubiera sido así, nadie se estaría fijando en el Chelsea –agregó Colonna–. Esto que hablamos me hizo acordar de algo: ¿vieron que ya no es suficiente con ganar jugando mal? Ahora ya se quiere ganar en los escritorios. Estamos a un paso de que los resultados se definan en sorteos.
–¿Lo decís por San Lorenzo, Racing, River e Independiente? –preguntó Didonato.
–Sí. Ya es demasiado, ¿no? En la semana voy a escribir algo de eso –anunció Colonna.

Cheb sumó un nuevo tema:
–¿Qué me dicen del Central de Bauza?

Nadie había visto un partido completo de Rosario Central.
–Parece ser que la está rompiendo Ortigoza –agregó Cheb.
–Así dicen –se sumó Didonato.
–Ortigoza me hace acordar al reloj de Cortazar(1). Te dan algo que sirve pero que al mismo tiempo es un problema. Fijate el trabajo que le costó a San Lorenzo aprender a jugar sin Ortigoza.
–Y bueno… que lo disfruten mientras lo tengan –aportó con bastante sentido común Didonato.
–Si, pero eso de jugar siempre de una manera, a la larga, es un problema.

Y ya no hubo tiempo para nada más.

Nos fuimos.

Hasta el martes.


(1) Instrucciones para dar cuerda al reloj
Julio Cortázar

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.

¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.