Bar The Oldest, lunes 30 de julio de 2018. 9.17 AM.

La reunión comenzó intensa: Pablo Cheb, Mariano Mancuso y Christian Colona me preguntaron qué me había parecido la avant premier de El camino de Santiago, la película que cuenta el caso de la represión, desaparición y muerte de Santiago Maldonado.

Les conté que era una película muy Tristán Bauer, por el contexto inicial que detallaba la masacre que padecieron los pueblos originarios a fines del siglo XIX en pos del triunfo de la ¿civilización? sobre la ¿barbarie?

Les dije que no había demasiados hallazgos periodísticos o revelaciones, más allá de la entrevista por asalto a Luciano Benetton en una muestra fotográfica y las imágenes del momento en que retiran del río el cuerpo sin vida de Santiago. Que el resto de la película es una muy detallada narración de todo lo ocurrido durante esos meses, sostenida en la gran investigación de Juan Alonso.

–¿Es muy kirchnerista? –preguntó Mancuso.
No dudé al responder:
–No. Es antimacrista pero no kirchnerista. No hay ni una sola referencia al rol de kirchnerismo durante la crisis.
Colonna aportó:
–¿Sabés qué es El camino de Santiago?
–Si me estás hablando de algo que va más allá de la película, ni idea –dije.
–Es una peregrinación que se realiza en Santiago de Compostela para conseguir la purificación. Supongo que jugaron con eso en el título.
–Hay una película de Emilio Estevez, The Way. Es la historia de un tipo que se entera que su hijo murió recorriendo El camino de Santiago y decide hacerlo con las cenizas para terminar el plan que tenía su hijo –agregó Pablo.

Cerca de la 10, como si nada, llegó Damián Didonato. Hacía dos meses que no lo veíamos porque se había ido al Mundial de Rusia.

Colonna le preguntó si se había quedado dormido en la final del Mundial por sus críticas a Modric.
Didonato respondió:
–Jugó menos que en el resto de los partidos.
–Pero eso no quiere decir que haya jugado mal –retrucó Colonna.
–Pero jugó mal –se sumó Cheb.
–No jugó nada mal, lo que pasa es que ustedes no se dan cuenta de su participación en las jugadas chiquitas –dijo Colonna.
–Pero jugó mal  –repitió Cheb.
–Nada que ver –insistió Christian.
–Ya me convenciste. Jugó horrible –triplicó la apuesta Pablo.

Ya no avanzábamos.

Mancuso nos sacó del cruce de caminos:
–¿Ya sos hincha del Chelsea? –le preguntó a Colonna , conociendo que Maurizio Sarri, el ex entrenador del Nápoli, es la debilidad de nuestro colega.
–Y sí… Le voy a dar una chance. De hecho ya no sigo más las noticias o las redes sociales del Nápoli.

–¿Vieron el video de las jugadas del Barcelona? Hay goles pero lo importante son las triangulaciones y las combinaciones–dijo Pablo.
Todos dijeron que sí, salvo quien firma esta columna, que se quedó afuera. Se desvivieron elogiándolo. Les pedí el link.

Luego Mancu preguntó:
–¿Y el de la reacción de Guardiola cuando le preguntaron por la muerte del fútbol de posesión?
Todos rieron. Yo seguía afuera del asunto. Pregunté:
–No sé de qué están hablando.
–Un periodista argentino lo llevó para ese lado y Guardiola se calentó y le dijo irónicamente: “¿Bueno, pues, jugaremos sin balón?” –aclaró Mancu.

Cheb contó un par de anécdotas de Tité y De la Riva que se convertirán en notas esta semana.

Dije que no veía que Boca hubiera resuelto el problema del arquero con la contratación de Andrada.
–Me parece que no es un arquero para equipo grande, de esos que tienen que aparecer un par de veces por partido –dije no del todo convencido.
–Es una apuesta a futuro –sostuvo Christian.
–Pero tiene 27 años –acoté.
–¿Tantos? Lo hacía más joven… ¡Cómo pasa el tiempo, la puta madre..! Me parecía que había atajado en el juvenil hacía un par de años.
–No, fueron nueve –aportó Pablo.

–Fue gracioso el otro día como el relator Julián Bricco se desgañitó diciendo que Pratto había hecho un golazo contra Dálmine y como Gustavo Lombardi trataba de decirle que había intentado tirar el centro y que el gol había sido de casualidad –dijo Colonna.
–Igual fue un golazo –intervine.
–Yo pondría en tela de juicio si un gol de casualidad es un golazo –contestó Christian.
–No deja de serlo –sugirió Mancuso. –¿El dulce de leche deja de ser una genialidad porque lo descubrieron por accidente?
–¿Perdón? –pregunté.
–Salió de suerte. Porque se les pasó de hervor la leche condensada –agregó Mancu.
–Mirá vos… –dije sorprendido.

Para cerrar el tema pregunté a los presentes:
–¿Un gol deja de ser una genialidad porque se obtiene de pedo? Para mí, no. Sigue siendo un golazo.
Cheb estuvo de acuerdo conmigo.
Colonna dijo “no sé”.
Mancuso, que había contado la historia del dulce de leche, extrañamente se sumó a Colonna. “No sé”, dijo.

De ahí en más empezarnos a planificar las notas de lo semana. La reunión se iba entre propuestas de notas y cuestiones que hacen a la organización interna. Nada demasiado glamoroso.

Hasta la semana que viene