Oscar Natalio Ringo Bonavena, además de un gran boxeador, fue básicamente un provocador. Este muchacho de Parque Patricios, que curiosamente nació en Boedo el 25 de septiembre de 1942, arrancó entrenando en Huracán y ya en 1959, con apenas 17 años, fue campeón argentino amateur de peso pesados. Como en la Argentina casi no tenía rivales y porque lo habían suspendido por morder a un adversario, muy joven emigró a los Estados Unidos en donde venció, entre otros, al campeón canadiense George Chuvalo, combatió dos veces con Joe Frazier, la segunda por la corona de los pesos pesados de la WBA (World Boxing Association) en diciembre de 1968; y el 7 de diciembre de 1970 se dio el gusto en enfrentar a Muhammad Alí en el Madison Square Garden. Luego de derribarlo en el 9° round (más allá de que el árbitro consideró un resbalón esa caída de Alí), Ringo perdió por nocaut en el 15° asalto por la regla de tres caídas. En febrero de 1976, Bonavena realizó el que sería su último combate, contra Billy Joiner y el 22 de mayo de ese año fue asesinado por Ross Brymer, un custodio del conocido burdel de Nevada, el Mustang Ranch. Brymer purgó 15 meses de prisión pero su pena fue conmutada porque se cambió la caratula de caso y quedó como homicidio involuntario. El registro de Bonavena como boxeador fue de 56 peleas ganadas, nueve perdidas y un empate. También fue actor, cantante y animador de la noche porteña. Pero fundamentalmente, un hacedor de frases que trascendieron el tiempo:
“Ahora lo hoteles tienen hasta pileta de natación. Yo digo: ¿para qué quieren a las mujeres, para hacerles el amor o para bañarlas?”
“Ahora hay que gente me dice: ‘Hola, Bonavena, siéntese, coma algo’. ¡Son los mismos que cuando no tenía un mango no me daban de comer! ¿Por qué me quieren dar de comer ahora? Una vez pisé un pucho y me quemé el pie. Tenía un agujero así en el zapato. Pero ahora que tengo mosca, me regalan los zapatos. No hay caso: tanto tenés, tanto valés.”
“Antes de Ringo Bonavena, a los boxeadores nos miraban como a locos, a tarados, a borrachos. Ya no somos más solamente gladiadores. Somos artistas.”
“A veces tengo bronca por no haber estudiado. Si lo hubiera hecho podría hablar de muchas cosas que no entiendo.”
“Uno tiene un representante, un mánager, un masajista, recibe consejos del promotor, alguno se lleva más dinero que el propio boxeador; pero lo único cierto es que cuando suena la campana, te sacan el banquito y uno se queda solo.”
“Clay no es más fuerte que yo. Soy argentino. Como mucha carne. No creo que ese negro pueda ser más fuerte que yo. Lo voy a noquear.”
“Cuando perdí con Jimmy Ellis, se abrieron todos y me quedé solo. Cuando gané a Mildelberger, el presidente me mandó un telegrama. Cuando perdí no se acordó. Hasta gente que yo creí que era amiga mía desapareció.”
“¿Cuántos hermanos somos? Ocho vivos y yo, que soy el único que trabaja.”
“Cada rival es un peligro latente. Cada combate es una nueva embestida que la vida nos depara.”
“Dios me hizo boxeador. Bueno, yo digo Dios como puedo decir mi mamá. A Dios no lo conozco, a mi vieja sí y es lo más grande que hay.”
“El ídolo es humilde y sencillo. Y yo no soy ni humilde ni sencillo. Porque yo no soy derrotado… porque el humilde es derrotado. La modestia es vanidad.”
“Es mejor perder a lo macho que ganar a lo cobarde”.
“En el barrio todos me decían que iba a ser boxeador. Y me lo repitieron tanto que al final me lo creí.”
“En Argentina podría seguir ganando peleas pero al final me aburriría en la felicidad de esas victorias. Por eso peleo en Estados Unidos”.
“En la calle fumo cualquier cosa: rubios, negros, habanos… Pero en el gimnasio, al que fuma, lo echo.”
“En este país hay tantos chantas que ya no queda plástico… lo gastaron todo haciendo carnets.”
“En mi primera tenía 17 años. Tenía unas ganas locas de pelear. Tiré piñas por todos lados. Le pegué hasta al referí. A mi manager no le pegué porque me agarró la mano a tiempo.”
“General, con mi guita y su pinta, sabe las cosas que podríamos hacer juntos.” (Al Presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse).
“Hay que andar en la mala para saber quién es la gente.”
“Hay Bonavenas. Uno busca la publicidad y el ruido para poder subsistir. El otro, que solamente conocen algunos amigos, vive como cualquier hombre. Toma mate, le da un beso a la vieja, cría los hijos y anda en coche. No puedo decir que el showman es menos que el otro, porque se mueven en mundos diferentes”.
“La experiencia es un peine que te lo dan cuando te quedas pelado.”
“La risa es el reflejo de la generosidad del alma”.
“¿La gente no me quiere…? Tranquilo, ya se van a dar cuenta. ¿Vió lo que pasó en la pelea con Peralta…? Silbidos al principio, una ovación al final… Yo voy a ser ídolo… Sí…, ídolo. Más ídolo que Gatica, que Peralta, que Firpo…”
“La gente no comprende que mi paso por la vida tiene un guión. Es como cualquier película: está el malo y el bueno. Yo, por características naturales, hago siempre de malo.”
“La guita no tiene dueño; pasa de mano en mano. Para mí es un asunto fundamental hasta que se firma el contrato. Después se acaba el tema del dinero y lo único que me importa es pelear de tal manera que nunca pueda sentir vergüenza de mí mismo”.
“Me gusta pelear en Estados Unidos porque pagan en dólares. Lo cobro, me lo guardo y vengo a la Argentina y los invierto y me los gasto.”
“Muchos se acercan y me dicen: ‘Vamos Ringo, vamos a ganar’. ¿Por qué corno dicen ‘vamos’ si el que pone la cara soy yo?”
“Me dicen que soy ídolo. Yo no creo ser ídolo; creo ser popular. Pero no creo que ningún muchacho de mi edad quiera ser como yo.”
“Mi vieja siempre quería que me casara con alguna muchacha fea pero muy trabajadora.”
“Nacer en Patricios y llegar a lo que llegué, no es para todos.”
“No me gustan las mujeres modernas.”
“No puedo ser escalera para nadie. No puedo dejar que me usen. Yo tengo que usar a los demás”.
“Nunca tuve miedo en el ring. Sólo le tengo miedo al avión. Si tuviera ese miedo cuando peleo, no podría pelear.”
“Para entrenarme uso camiseta de universidades americanas por dos motivos: a los norteamericanos los quiero mucho y soy doctor en la universidad de las piñas.”
“Perdí porque quería ganar.” (Después de ser noqueado en el round 15 por Muhammad Alí).
“¿Por qué no puedo ser campeón mundial? Me van a decir que porque soy un desastre. Bueno: déjenme probar”.
“¿Que podía haber terminado de pie con Alí? Puede ser. Ése era mi sueño. Y los sueños, a veces, terminan mal. Fue mi pelea, aunque haya perdido.”
“Repetí tanto de grado que casi me caso con la maestra.”
“¿Se creen que el boxeo es el fútbol? Creen que cuando estoy cansado le puedo dar la pelota a otro. ¿Me dicen a quien le paso la pelota yo arriba del ring?”
“Si fuera futbolista, jugaría para Huracán y de ´fulbá centro. Me gustaría primero evitar el caño, después el amague. Y si me falla eso, lo corro y le doy una piña. De esa manera, los delanteros no harían ni un solo gol”.
“¿Ve esa casa? Me la acabo de comprar. Ahora le estoy haciendo pileta. Es barrio es berreta pero estoy cerca de la casa de la vieja.”