Mucho se ha dicho de Osvaldo Juan Zubeldía, El zorro, El troesma o El huevo -tales eran sus apodos-, y de la forma en que jugaban sus equipos, pero poco se ha hablado de lo buen tipo que era, de la capacidad de trabajo que desplegaba, de lo adelantado a su tiempo que estaba (veía videos -en realidad películas- en la década del 60, por ejemplo) y lo respetuoso que era con sus jugadores, a los que escuchaba puntillosamente cada una de las ideas que proponían para desarrollar estrategias grupales o tácticas. Osvaldo nació en Junín el 24 de junio de 1927 y jugó en Vélez, Atlanta, Boca y Banfield. Debutó como técnico en Atlanta en 1959 (estuvo hasta 1963) y luego pasó por Banfield, Vélez, Estudiantes, Huracán, San Lorenzo, Racing y Atlético Nacional. Murió joven, con apenas 54 años, de un infarto, el 17 de enero de 1982, en el pasaje La Bastilla, en Medellín, cuando estaba por jugar un boleto en las carreras de caballos, su otra pasión.
Como jugador no tuvo muchas luces, pero como técnico dejó su marca. Además de promover figuras como Gatti o Artime, fue el primero que estableció el doble turno en los entrenamientos, las jugadas de laboratorio, el achique o jugada del offside, marcas personales, jugadores con múltiples funciones, el volante tapón, los carrileros (punteros que bajaban a colaborar con los volantes) y tantísimas otras cosas que revolucionaron al fútbol argentino. Es cierto que también fue un artista para jugar al límite del reglamento, lo que le valió a aquel Estudiantes el apodo de antifútbol, pero esto ocurrió en una época muy especial, en donde estaba todo para darse y cuando el fútbol viraba de su espíritu más lúdico a la era súper profesional.
En 1965 escribió, junto a Argentino Geronazzo, Táctica y estrategia del fútbol y en 1966 fue contratado por el club Ese año fue sexto. Luego fue campeón del Metropolitano 1967 y subcampeón del Nacional 1967 y del Metropolitano 1968. Pero lo más importante fue que salió campeón de la Copa Libertadores en 1968 (superó en la final a Palmeiras), 1969 (a Nacional de Uruguay) y en 1970 (a Peñarol); de la Copa Interamericana de 1969 (a Toluca) y de la Copa Intercontinental de 1968 (a Manchester United de Inglaterra, al que derrotó 1-0 en cancha de Boca y empató 1-1 en Old Trafford).
Se fue de Estudiantes en 1971. Su campaña en el fútbol argentino se cerró con el título del Nacional de 1974 con San Lorenzo y luego de un breve paso por Racing se fue a Colombia, donde obtuvo los torneos de 1976 y 1981con Atlético Nacional.
No podemos dejar de consignar que, tras los fracasos de Suecia 58 y Chile 62 y tras la salida de José María Minella, Zubeldía asumió en 1965 las conducción de la Selección Nacional junto con Antonio Faldutti. Los jugadores recibieron planes de alimentación y aprendieron inglés pero la AFA finalmente no aprobó su plan de trabajo ni a su par Faldutti, por lo que Zubeldía renunció y dejó el cargo en manos de Juan Carlos Lorenzo. Aquí va una breve reseña de lo que pensaba Osvaldo Zubeldía en algunas frases que en la memoria.
“A la gloria no se llega por un camino de rosas.” (Frase que permanece en el museo del Manchester, escrita en un viejo pizarrón por Zubeldia antes del segundo duelo de 1968). “A la hora de hablar de maestros, tengo que nombrar varios: Argentino Geronazo, Antonio Faldutti, Victorio Spinetto”.
“Acepto que Estudiantes tiene un estilo que no gusta. Reconozco que, cuando emplea la jugada del offside, el suyo es un juego destructivo que anula y desgasta a los adversarios. Pero no lo hace con un criterio solamente defensivo. Todo lo contrario. Frente a rivales que saben jugar o son peligrosos tirando centros, evitamos embotellarnos en la defensa. Salimos en bloque por dos motivos: para dejarlos en offside y para recuperar la pelota lejos de nuestro arco”.
“Al jugador hay que hablarle siempre, explicarle las razones de cada determinación. Cuanto mayor sea el contacto del técnico con el futbolista, mejor marchará el grupo; será más difícil el resquebrajamiento porque hay diálogo, se habla de frente, se justifican cosas”.
“Aquel Estudiantes no tenía misterio ni laboratorio, como se dijo mal muchas veces. A equipos iguales, gana el que más trabaja y el que está más organizado”.
“Cuando dije que prefería ver campeones del mundo a Inglaterra o Alemania en lugar de al Brasil de 1970 fue porque veía en esos dos equipos un ejemplo de disciplina, de trabajo en equipo, de ritmo, de funcionamiento. Pensé que el triunfo de Brasil iba a ser perjudicial como ejemplo, porque sería el premio a la indisciplina, a la falta de trabajo, al fútbol sin organización. Pero Zagallo me engañó. Miren que yo creo en el trabajo pero ahí aprendí que sin materia prima y sin el valor humano, el trabajo tiene un alcance limitado. Mi temor era que el triunfo del jugador de calidad, de inspiración, de genialidad, se impusiera por encima de los sistemas, la preparación y el laboratorio”.
“Decían que teníamos un laboratorio en City Bell. Pero en realidad, era que los jugadores se quedaban trabajando horas y horas y al otro día, cuando volvían de sus casas, traían jugadas y variantes que se les habían ocurrido. Aquel grupo sabía todo, y en cada acción tenían grabado qué debía hacer”.
“Dicen del laboratorio que robotiza a los jugadores y no sé cuántas cosas más. Sin embargo son los jugadores los que determinan en la cancha. Por más trabajo semanal, si luego ellos ejecutan mal la maniobra, todo se va al diablo”.
“El Santos de Pelé era una maravilla. Les mostraba videos a los jugadores de aquel equipo, ya que no era sólo cuestión de trabajar la defensa. Debíamos buscar variantes de mitad de campo hacia adelante”.
“En Atlanta comencé a trabajar con pelota parada y tomaba para aquellas jugadas a Carlos Griguol, Luis Artime y Gonzalito. Me decían que estaba loco, pero yo había visto en Europa que esto era común. Pero mis convicciones me llevaron a seguir con lo mío”.
“Estudiantes de 1967 y 1968 fue sensacional. En Inglaterra fuimos campeones del mundo y eso no se puede conseguir con antifútbol”.
“Hay un señor que escribe en una revista (Dante Panzeri) que dice que nosotros somos previsibles, aburridos y los promotores del asesinato del juego. A él le comento que seremos previsibles pero nadie nos gana, seremos aburridos pero llenamos la cancha y seremos asesinos pero gracias a nosotros el fútbol argentino está más vivo que nunca”.
“La jugada de offside nació por una explicación de un colaborador. La ponían en práctica los checoslovacos y decidí mirar varios videos para analizarla. Cuando la asimilé, se las conté a los jugadores. Les pregunté si se animaban a practicar y la mayoría dijo: ‘Si la hacen los checoslovacos, nosotros también podemos’”.
“La táctica me obsesionó siempre. Y me gustaba en mis tiempos de jugador. El presidente de Boca, José De Riglos, siempre me decía que iba a ser un buen técnico”.
“La primera vez que pusimos en práctica el offside fue de noche, y en cancha de Atlanta. La habíamos trabajado mucho. Debían salir primero los marcadores de punta, ya que si lo hacían los centrales y alguno quedaba pegado, era gol seguro. Para coordinar la acción lo puse a Madero. El daba la orden, y todo salía bien. Fue muy útil”.
“La superación es el mandato de la juventud”.
“La única verdad es ganar. ‘Lo importante es competir’ es una frase hecha para los otarios y creada por los perdedores”.
“Lo primordial en esta profesión es ser justo. Nadie debe sentirse desplazado ni mucho menos. Los titulares y suplentes deben trabajar a la par”.
“Lo que ocurrió con Estudiantes después de 1968 fue que nos ganó el cansancio y los jugadores se quedaron sin fuerzas. Eran tantas las giras, los cotejos amistosos, que se lesionó todo el plantel. En seis años no compramos un solo jugador y entonces los futbolistas, por su falta de físico para jugar, se tenían que dedicar a tirar el balón afuera, a congelar la pelota y cosas así. A eso lo llamaron el antifútbol, pero no era por estrategia, era por necesidad”.
“Manchester nos puso en un arco porque era su obligación. Tenían 60.000 hinchas, y el griterío era ensordecedor, pero el esquema salió bien”.
“Revolucioné el fútbol colombiano porque acabé con la siesta. Acabé con los desayunos fuertes y los almuerzos prolongados. ¡A la cancha! A trabajar mañana y tarde”.
“Si hacemos lo que tenemos que hacer nos va a ir bien. Si no, van a tener que ir a trabajar, pero de verdad”.
“Si hay equipos que juegan es porque hay otros que los dejan jugar”.
“Un día llegó el periodista Pepe Peña y me contó cómo en Europa tiraban los corners con pierna cambiada, me gustó y lo apliqué. Aquel comentario lo puse en práctica en el primer partido de la fase inicial de la Copa, ante Independiente, y me permitió ganar el cotejo”.
“Un día Verón y Ribaudo me ofrecieron cambiar el centro al segundo palo por otra acción. Me dijeron: ‘¿y si le pegamos al primer palo, uno la peina hacia atrás y descoloca a todos, tal vez podamos crear peligro’. Rápidamente comenzamos a practicar la jugada y ya perdí la cuenta de los goles que hicimos gracias a ella.”