En Francia a Bielsa el semestre pasado lo veían hermoso. Ahora, después de unos tropiezos del Marsella, ya no lo consideran tan guapo. A partir de eso, el entrenador argentino filosofó sobre la forma de manejarse del ambiente del fútbol, la prensa y la sociedad en general. Un diagnóstico crudo, preciso y triste.
-El trabajo que yo hago se trata de convencer. Y uno convence proponiendo un estilo que es el que se recorre para lograr los objetivos. En la adversidad hay dos opciones: abandonar el camino y demostrar que las convicciones sólo están atadas a los efectos o reforzar el convencimiento apostando a que el camino elegido es el correcto. Lo importante siempre es lo que expresamos sobre el campo. Es lo que yo evalúo.
-Todo aquel que tiene que convencer sabe que los intérpretes dudan cuando el esfuerzo no genera resultados. Yo hago los cambios en los que creo, pero no cambio por cambiar.
-El procedimiento con los jugadores es el mismo en el primer segmento del año que en este período. Lo que ha cambiado, como es natural a medida que avanza la competencia y los minutos son absorbidos por 13 o 14 jugadores, es la exigencia durante la semana. Los entrenamientos son más cortos y menos exigentes.
-Lo que hay que entender es que todo aquel que recibe directivas las valora si a través de eso consigue éxitos. Cuando no consigue éxitos es natural que la rechace.
-Por mi experiencia sé que el método, el estilo y el sistema es bueno si ganamos. Y si perdemos es malo. Y el periodismo actúa con esa lógica, que es la lógica de los seres humanos. Durante un período próspero todas las evaluaciones son a favor y se exaltan los mismos valores que ahora se rechazan.
-Seguramente, ustedes creían que yo era mucho mejor que lo que en realidad soy. Eso se ve claramente en las opiniones que han vertido sobre mí en el año anterior y en lo que va de éste.
-Frente a la derrota, ninguna actitud es positiva. Ustedes no están en condiciones de valorar ningún mensaje. Se haga lo que se haga estará mal hecho. Todos los maticen desaparecen. Yo entiendo perfectamente la lógica con la que operan ustedes. La acepto y me someto a eso.
-Como me importa lo que se diga de mí, escucho y leo las opiniones sobre mi trabajo. Y veo que se han confundido al evaluarme. En la primera mitad del campeonato ustedes creían que yo era muy bueno y que el fútbol francés debía observar o imitar mi forma de proceder. Y ahora han cambiado de opinión y se expresan en sentido contrario. Me parece lógico. Me ha sucedido en los últimos 30 años.
-Lo que trato de hacer en la adversidad es fortalecer mis convicciones y no actuar con necedad negando realidades que merecen ser modificadas. En los procesos negativos todos te abandonan: los medios de comunicación, el público y los futbolistas. Es propio de la condición humana.
-Nos acercamos al que huele bien. Y el éxito siempre mejora el aroma del que lo protagoniza. Y nos alejamos del que huele mal. Y en la derrota olemos peor.
-Nadie te acompaña para ayudarte a ganar y todos te acompañan si has ganado. Es ley de vida y lo acepto.
-Probablemente los jugadores estén hastiados de mi procedimiento. Porque les ofrezco un recorrido que no los hace exitosos. Entonces es natural que aquel que está siendo sometido a un proceso de conducción se canse, se hastíe y rechace un procedimiento que no le da éxito.
-Hay algunos líderes que ante la adversidad cambian el discurso y otros que lo mantienen. He visto a los que cambian, revierten y aciertan. Y también lo contrario. Yo no puedo abandonar mis convicciones. No sería yo.