Enzo Anselmo Ferrari, Il commendatore, nació en Módena el 18 de febrero de 1898 y murió en la misma ciudad el 14 de agosto de 1988, a los 90 años.
Fue el fundador de la Scudería Ferrari y más tarde de la mundialmente conocida marca de coches que se identifican con su apellido.
En 1908, Alfredo Ferrari, el padre de Enzo, llevó a sus hijos a ver una carrera de autos en Módena y Enzo, de 10 años, que soñaba con ser periodista o cantante de ópera, quedó impactado para toda la vida.
Luego de estudiar en una escuela de ingeniería mecánica junto a su hermano Dino todo se complicó en su vida. En poco tiempo perdió a Dino de fiebre tifoidea en la Primera Guerra Mundial y Alfredo murió en 1916. El joven de 18 años quedó deambulando por diferentes trabajos hasta que fue reclutado para la guerra en 1918. Su destino fue el de herrero de mulas.
Cuando terminó la guerra buscó trabajo en Fiat pero no fue contratado. Sí consiguió un puesto la fábrica de coches CMN y al año se compró un Alfa Romeo usado para competir en carreras. Entre 1920 y 1924, al comprobarse su talento como conductor, lo fichó el equipo oficial Alfa Romeo pero sus resultados finalmente no fueron los esperados.
En 1923, y ya retirado de las pistas y como vendedor de Alfa Romeo, conoció a Laura Dominica Garello, con quien se casó en 1923. Ese año desarrolló su primera actividad como jefe de equipo, la que resultó un fracaso. El coche P1 de Alfa Romeo, preparado por Ferrari, se despistó en la vuelta de reconocimiento de la pista del Gran Premio de Italia disputado en Monza y el piloto Ugo Sivocci murió en el accidente. Ese espisodio le produjo una fuerte crisis emocional de la que sólo recuperó cuando, junto al mecánico Vittotio Jano, rediseñó el P1, lo baustizó P2 y contrató al piloto Antonio Ascaria para una nueva aventura. El P2 ganó la carrera, logró el record de vuelta y obtuvo la velocidad más alta del circuito. Con ese logro en el bolsillo, Enzo convenció a Alfa Romeo que lo dejara a cargo del departamento de competencias y así, en diciembre de 1929, nació la Scudería Ferrari.
En 1932 nació su hijo Dino, quien al poco tiempo fue diagnosticado con distrofia muscular. Enzo trató por todos los medios de ganarle a la enfermedad pero finalmetne su hijo murió en 1956, a los 24 años. Desde ese día y hasta pocos años antes de su muerte, Enzo visitó todas las mañanas la tumba de su primer hijo antes de ir a trabajar.
En 1939 comenzó la Segunda Guerra Mundial y Alfa Romeo rompió con la Scudería Ferrari, por lo que Enze se vio obligado a trabajar para el gobierno fascista para sobrevivir financieramente. En 1940 nació Auto Avio Construzioni Ferrari para desarrollar aviones y en 1943 la empresa se mudó de Módena a Maranello para ser resguardada de los bombardeos. Aún así la fábrica fue destruida por los aviones aliados en 1944 y luego reconstruida en 1946, justamente el año en el que comenzó el diseño y la construcción el primer auto llamado Ferrari.
En Maranello conocería a Lina Lardi, su secretaria, con quien mantendría un romance por 46 años y la que le daría dos nuevos hijos: Piero y Gustavo.
En 1947, Enzo culminó el desarrollo de la Ferrari 125 y la presentó en Piacenza, el 11 de mayo de 1947, en una prueba menor. A sólo 3 vueltas del final y con la Ferrari en la punta, se rompió la bomba de combustible. Enzo describiría a ese prototipo como un “fracaso prometedor”, pero desde ese día jamás volvería a asistir a una carrera en la que compitiera una Ferrari.
Ferrari desarrolló vehículos de velocidades nunca antes vistas y empezó a ganar casi todas las competiciones. Pero los costos eran inmensos por lo que, aunque a regañadientes, comenzó a vender autos de calle, aunque sin sistematizar el negocio. Sólo se llevaba adelante cuando el bolsillo apretaba y se necesitaba dinero para seguir manteniendo en alto la pasión por las carreras.
El vértigo y el avance tecnológico fueron convirtiendo a las competencias en un negocio peligroso. Los pilotos y los espectadores sufrían accidentes mortales permanentes. Por ejemplo, en 1957, en la Mille Miglia, una tradicioanl carrera de Italia en la que participaban cinco Ferraris entre más de 250 participantes, uno de sus autos se despistó y el piloto español Alfonso de Portago murió en el accidente luego de atropellar y matar a 15 personas. Enzo Ferrari fue acusado de homicidio y recién cuatro años después se retiraron los cargos.
En 1967, y luego de la irrupción de Ford en las competencias, la Scuderia Ferrari estaba al borde de la quiebra. El oxígeno llegó tras un acuerdo con Fiat: Enzo se encargaría de la división de automóviles de carrera y Fiat fabricaría los autos de calle de Ferrari.
En 1978 murió su esposa Laura Dominica Garello y Ferrari, a los 80 años, blanqueó su relación con Lina Lardi y reconoció a sus hijos Piero y Gustavo.
Enzo enfermó gravemente ese y tras permanecer en cama durante una década, murió el 14 de agosto de 1988.
Enzo Ferrari, sin dudas, fue uno de los íconocos del automovilismo mundial. Su legado, tal vez, lo podamos encontrar en este puñado de frases que los definenen perfectamente:
“¿A ustedes les gustaría ver como uno de sus hijos se rompe una pierna o se estrella contra un árbol? ¿Verdad que no? Por eso yo no veo las carreras.”
“Cualquier nuevo descubrimiento de cualquier tipo relacionado con el automóvil sólo podrá encontrar el aval real de las características ensalzadas en la experimentación práctica de la carrera. Es precisamente la carrera, la que obliga al piloto a realizar maniobras, esfuerzos, no calculables precisamente porque son irracionales y sólo son consecuentes en la situación de necesidad en la que llega a encontrarse en el curso de una competición. Estas situaciones vuelven a aparecer en las carreteras normales y con los coches de todos los días.”
“Cualquiera que fuese mi relación con un piloto, cuando le despedía antes de una competición le abrazaba y le besaba como si fuera la última vez. Sabía que marchaba a una carrera, pero nadie me aseguraba que iba a volver.”
“Cuando me dicen que mis coches consumen demasiado o que son demasiados peligrosos por su potencia, me dan ganas de reír. La vida misma es un cotidiano consumo de energía y riesgo.”
“Cuando usted compra un Ferrari, está pagando por el motor. El resto se lo doy gratis.”
“Detrás del éxito hay algo terrible. Los italianos lo perdonan todo: los ladrones, los asesinos, menos el éxito.”
“El automóvil más bello es el que todavía nos queda por hacer.”
“El automóvil ha progresado con las carreras y continúa su perfeccionamiento aportando enseñanzas del conjunto de resultados que ofrecen la competición.”
“El coche más conseguido es aquel en el que pienso con obstinada insistencia, pero que todavía no ha sido realizado.”
“El Ferrari es un sueño, sueño para los pocos afortunados que lo tienen y para la mayoría de las personas que no.”
“El hombre experimenta cierta necesidad en arriesgar su piel, sin otra razón que hacerlo mejor que otro. Es uno de los raros puntos en los que nos diferenciamos de otras especies.”
“El Mundo es una cárcel y todos somos reclusos. Los barrotes se llaman egoísmo.”
“El piloto que tiene un hijo, pierde medio segundo por vuelta.”
“El segundo es el primero de los pasados.”
“El único amor perfecto en este mundo es aquel del padre por su hijo.”
“En las ideas es en donde reside nuestra fuerza y tanto mejor si las sostenemos con obstinación.”
“Es un error decir que soy un triunfador. En la vida he perdido todo; Laura, mi mujer, mi hijo Dino, la primera fábrica, la juventud, la buena vista, la pasión por las mujeres, muchas carreras y muchos coches.”
“Eso que llamamos destino, está en una gran parte en manos de los hombres, cuando estos tienen ideas claras y propósitos firmes.”
“Fangio es un buen piloto, pero un hombre difícil de conocer.”
“He elegido a los automóviles como símbolo de extrema libertad para el hombre.”
“La aerodinámica es para fracasados que no saben hacer motores.”
“La victoria más bella es siempre la próxima.”
“La voluntad obstinada de perseguir una ambición propia es verdaderamente una fuerza que puede hacer superar obstáculos.”
“Las críticas son siempre productivas. Las opiniones negativas sobre mi sinceridad me ofenden.”
“Lauda es peor que Judas. Se vendió a las competencias por unas pocas monedas.”
“Lo que merece ser hecho merece que se haga bien.”
“Los autos son como las reinas de belleza, se marchitan enseguida.”
“Marlboro es una marca de tabaco, pero, yo no fumo y mis coches tampoco.”
“Me gusta reunirme con vosotros y también leer vuestros artículos. Ahí descubro que se me atribuyen frases geniales que jamás he dicho ni pensado.”
“Mire usted: cuando un coche sale de mi fábrica rumbo al circuito, me parece lleno de defectos y realmente feo. Por el contrario, si regresa triunfador, le admiro como si tratara de una obra de perfección.”
“Mucha gente importante me invita a ir a esta o aquella otra ciudad. Yo les respondo que no voy porque sólo me verían a mí, a un hombre como cualquier otro. Yo les invito a venir a Maranello porque aquí ellos pueden ver cómo hacemos nuestros coches y ellos también pueden hablar con mis colaboradores.”
“Ningún hombre será el mejor si no tiene fuego en la sangre.”
“No voy nunca al teatro o al cine. Mis mejores vacaciones las paso en mis talleres cuando todo el mundo se ha ido.”
“Nunca agaches la cabeza, mira siempre bien alto ganes o pierdas.”
“Nunca me he tenido por ingeniero o inventor, solamente me considero un promotor y agitador de ideas.”
“Se que tengo muchos amigos, pero no conozco siquiera a uno.”
“Solamente en la competición, yo veo la vida.”
“Un piloto debe ser un magnifico deportista, un hombre sin fama, y sobre todo que sea impotente, pues de esta forma se evitara que llegue tarde a cualquier prueba.”
“Vencer es bello, pero combatir es mucho mejor.”
“Yo me he casado con el automóvil.”
“Yo no sé cómo es el alma, pero si es que existe, los motores deben tener una porque se quejan, se desesperan, se rebelan y se comportan como niños a los que se forma, día a día.”